En el mundo de los cómics y las súper producciones cinematográficas habita un héroe sin ningún poder sobrenatural. Batman es su nombre, y todos lo admiramos. No vuela como el maricón de Superman, ni saca telarañas de quién sabe dónde como el acomplejado Spider-Man. Sólo posee una descomunal inteligencia y respetable fortaleza. Con eso tiene para detener a sus enemigos.
Muy lejos de Ciudad Gótica, en la capital del Turia y la paella, un murciélago no muy distinto al que porta como estandarte el aclamado Caballero de la Noche se alza sobre el escudo del actual líder en España. Como Batman, el Valencia está en inferioridad de condiciones respecto a los grandes superhéroes de la Liga de la Injusticia (en lo que a repartición de ganancias se refiere); pero con astucia y agilidad similares a la del hombre murciélago, se mantiene como el tercer grande.
Hace no tanto que el Valencia jugaba finales de la Champions, y ganaba ligas en las narices de Real Madrid y Barcelona. Sin embargo, ha sido tal la desigualdad del último lustro que ahora los éxitos del pasado reciente lucen remotos… aunque no tanto como los del futuro.
Siempre pensé que si el Barça no habría de ganar todos los años, al menos que no fuera el Madrid. Y entonces aparecía el tercero en discordia. Me encantaría creer que el Valencia logre ser una alternativa real al duopolio para ponerle emoción a la liga española… al menos hasta la jornada 10. Pero no.
Cada año, uno de sus jugadores destaca sobre el resto y una vez que aprende a volar, huye para enrolarse en un equipo de a de veras. Albiol al Madrid, Villa al Barcelona, Silva al City, Mata al Chelsea…Todos los equipos millonarios del continente han comprado en la boutique de Mestalla. Y contra todo diagnóstico, un club con la economía tan precaria, y con la grilla tan turbulenta que siempre le ha envuelto, se las sigue arreglando para mantenerse en el mapa europeo año con año.
Por lo pronto, ayer supo resistir que el Barcelona le arrebatara tan pronto el liderato. Ya veremos cuántas semanas dura la gesta.