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La Patria es la Infancia

Me dio pena la celebración de Carlos Vela en su gol contra Italia. Por un instante, tras pegarle de primera intención y batir a Gianluigi Buffon su impulso fue extender los brazos y correr a toda velocidad hasta el fin del mundo. Como ameritaba la ocasión. Pero en cuanto salió del área chica el joven aflojó el paso mientras levantaba el índice derecho y lo conducía en dirección a sus labios, que sellados, reprimieron el júbilo.

En lo personal, lo último en lo que pienso cuando salgo a la calle es en callar bocas. Sé que hay personas que valoran profundamente mi trabajo, otras que lo subestiman, y que por más que me esfuerce en el día a día la mayoría seguirá sin advertir mi existencia. Pero jamás reparo en ellos cuando alcanzo mis metas, cuando logro darle vuelta a la tortilla, cuando consigo lo mejor que soy capaz de conseguir.

Vela no se lo dedicó a su familia, ni a su afición, ni a sus compañeros,  ni a sus entrenadores, ni a Altair Jarabo, ni a todos aquellos amigos que desde siempre estuvieron con él. Carlitos se acordó del los que cree son sus detractores: esos que se desesperan porque nomás nunca juega en el Arsenal;  los que añoran al depredador de Perú 2005, cansados de verlo fallar solito contra el portero.

¿Por qué retomo esta anécdota el día previo al gran partido inaugural? Porque en México, cuando se trata de Selección Nacional somos muy dados a confundir futbol y patria; objetividad y desprecio;  crítica y malinchismo; ganar para alcanzar un estado de satisfacción y paz mental por haberte esforzado al límite de tus capacidades, y ganar nomás para callar bocas. 

Mañana el representante de la Federación Mexicana de Futbol tendrá el primero de sus cuatro partidos en Sudáfrica 2010. Si juega tres o juega cinco habrá sido un accidente que no reflejará el verdadero nivel de su balompié, el cual seguirá oscilando entre el 12 y el 20 del mundo mientras nadie se preocupe en mejorarlo.

Si van a indignarse por esta conclusión, regresen al título de mi columna: la patria es la infancia… y no una playera verde.