Confieso que odio Twitter: me parece una herramienta ociosa, superficial y sin chiste. No obstante, cualquier periodista de medio pelo debe usar el pajarito azul como una de sus fuentes, mientras esté de moda. Por eso, antes de escribir sobre las Chivas, ingresé al perfil de Jorge Vergara para agarrar valor. ¡Vaya suplicio!
Estos son los tweets que me chuté: “No se puede tolerar la falta de actitud… El compromiso de vestir la camiseta de Chivas no está claro en algunos jugadores… Tomaremos decisiones fuertes para cambiar la actitud… No le echaron ganas…” Y la mejor de todas: “La escasez de trascendencia que muestran algunos jugadores obedece al tema de actitud”.
La simplicidad de reducir el mal rendimiento a falta de actitud, güevos y demás sinónimos, está muy bien para el aficionado promedio, de corto entendimiento y nula capacidad analítica. Pero viniendo de él, resulta especialmente cargante.
Huí de Twitter e ingresé a la web oficial del club. ¡Oh sorpresa! La página dejó su empalagoso nombre chivasdecorazon.com para rebautizarse como chivascampeon.com. ¡Y eso que en 15 torneos que Vergara lleva como dueño, apenas ganó un título! Y por cierto, ya llovió desde entonces.
Llegó prometiendo al mejor técnico del mundo, y no pasa del Paco Ramírez en turno. Juró limpiar la camiseta, y hoy luce más churrigueresca que nunca. Vergara es más falso que Aarón Galindo y Omar Arellano intimidando a los rivales en una mesa de póker.
Guadalajara ha ganado una méndiga vez de visitante en todo 2009, ya nomás tiene un seleccionado, la grilla interna lo dejó sin capitán… y todo se lo debe a su caótico tirano. Total, aquí no pasa nada: Cruz Azul es el colero reinante, precedido por América; y esta vez, la pelea por el último lugar es cosa entre Pumas y Chivas. ¡Y los siguen llamando grandes!