Son el segundo mejor equipo de España. Su invicto no deja dudas al respecto. Si Valencia logra mantener el ritmo, será campeón de Liga contra todo pronóstico. Lejos queda ya esa batalla campal contra Inter en la Champions 2006 que marcó el fin de los buenos tiempos: aquellos protagonizados por Anglomá, Kily González, Farinós y otras leyendas aún más grandes. Cuatro años antes de esa histórica bronca, el Valencia jugó la final de Champions y ganó varias ligas, pero a partir de entonces se lanzó de cabeza en caída libre. Tras la salida de Rafa Benítez no volvieron a levantar ningún título. Ni siquiera con Claudio Ranieri. Desde cracks como Éver Banega, hasta chascos como Bernardo Corradi, pasando por jugadores del montón como Martín Montoya; la política de fichajes sumó una década de despropósitos. El club, prácticamente en quiebra, fue adquirido hace casi un lustro por Peter Lim, a quien muchos llaman chino cuando realmente es de Singapur. ¿Resultado? Decepción tras decepción, hasta el extremo de no alcanzar puestos ni de Europa League la temporada pasada. Pero este año llegó un técnico serio, pragmático y efectivo como Marcelino. Se unieron jugadores de la talla de Jeison Murillo y Kondogbia, mientras se quitaron de encima a otros como Joao Cancelo. El hecho de no competir en Europa resultó un veneno acaramelado que les ha dejado enfocarse en cuerpo y alma al torneo casero. Despertó Mestalla.
Son el segundo mejor equipo de Italia. Su invicto no deja dudas al respecto. Si Inter logra mantener el ritmo, será campeón de Liga contra todo pronóstico. Lejos queda ya esa batalla campal contra Valencia en la Champions 2006 que marcó el fin de los malos tiempos: aquellos protagonizados por Anglomá, Kily González, Farinós y otros fiascos aún más grandes. Cuatro años después de esa histórica bronca, el Inter ganó la Champions y varias Ligas, pero a partir de entonces se lanzó de cabeza en caída libre. Tras la salida de Rafa Benítez no volvieron a levantar ningún título. Ni siquiera con Claudio Ranieri. Desde cracks como Éver Banega, hasta chascos como Bernardo Corradi, pasando por jugadores del montón como Martín Montoya; la política de fichajes sumó una década de despropósitos. El club, prácticamente en quiebra, fue adquirido hace casi un lustro por Erik Thohir, a quien muchos llaman chino cuando realmente es de Indonesia. ¿Resultado? Decepción tras decepción, hasta el extremo de no alcanzar puestos ni de Europa League la temporada pasada. Pero este año llegó un técnico serio, pragmático y efectivo como Luciano. Se unieron jugadores de la talla de Joao Cancelo, mientras se quitaron de encima a otros como Kondogbia y Jeison Murillo. El hecho de no competir en Europa resultó un veneno acaramelado que les ha dejado enfocarse en cuerpo y alma al torneo casero. Despertó el Meazza.