Desde que Iniesta liquidó a Holanda en Johannesburgo, España ganó 16 partidos. Sus víctimas (varias por partida doble): Liechtenstein, Lituania, Escocia, Estados Unidos, Venezuela, Colombia, República Checa, Serbia, Corea del Sur y China. Puros bultos, como los del Canelo. El de hoy fue el quinto rival digno que enfrentó España en los últimos dos años y por vez primera, no perdió. Antes había caído ante Argentina, Portugal, Inglaterra y con la propia Italia. No veo que España gane esta vez la Euro.
¿Alguien podría informarle a Joachim Löw que lo de hoy en Alemania es el Dortmund? Siete titulares del Bayern, más Kroos que entra de cambio. Uno solo del Dortmund (Hummels), y encima, surgido de la cantera del Bayern. Los muniqueses van que vuelan para perder su cuarta final del año.
Tal y como nos lo temíamos, Inglaterra jugó como el Chelsea. Entre la mezquindad británica y la falta de atrevimiento, casta e imaginación que le presumía a mis gallos franceses, el partido resultó más aburrido que el álbum de pasteles de la tía Selma. Se acabó pues el mito del catenaccio italiano… en 2012 ha nacido el locker inglés. Pinches ingleses. Doscientos años jugando al futbol para que terminen yéndose por la fácil.
Falta de casta, atrevimiento e imaginación; vi demasiado conforme e imprecisa a Francia. Incapaz de poner a Europa de cabeza como en los tiempos de Napoleón, Platini o Zidane.
En conclusión ni a cuál irle de los candidatos. Holanda titubea más que Josefina. Inglaterra pinta menos que Quadri. Y aunque España y Alemania estén arriba en las encuestas, la verdad es que siembran más dudas que Peña y AMLO… bueno, no tantas.
Dicho de otra forma: Chepina trae la puntería de Fernando Torres, EPN es tan rico, guapo y bronceado como Cristiano Ronaldo, y el Peje está igual de orate que Balotelli. Agregaría que Ribéry está más federico que la patrona de Quadri… pero no sé decir mentiras.