Concluye la noche de brujas en el Estadio Azul: Cruz Azul 0, Toluca 0. Los cementeros no meten gol ni en defensa propia y los diablos son más ratoneros que un roedor de alcantarilla. Y sin embargo, ambos siguen siendo dueños de su futuro. Después del blablabla, Guadalajara y Tigres empatan a cero al momento de entregar esta columna, pero da igual si al rato Chivas mete el del gane, o si el equipo del Tuca empata de nuevo los cartones. Ambos estarán en la “fiesta grande” y entonces empezarán de cero.
Cada jornada más resulta en realidad una jornada menos. Como la de ayer, que gracias a dios se fue rapidito. “La jornada 15 podría definir muchísimas cosas”, nos engañan en los comentarios previos. Lo bueno es que ya casi todos aprendimos que aquí no se define ni madres antes de la 17. Al fin y al cabo, la última jornada tiene también 90 minutos.
El futbol mexicano es una gran mentira. Está plagado de equipos mezquinos e insignificantes que simplemente se dedican a sobrevivir durante 17 infumables jornadas: cuando pueden comen, casi siempre duermen, y no importa cuánto la caguen porque seguirán con vida hasta el final. Y si no lo hacen, no pasa nada. De todos modos a final de cuentas, al que siempre le cargan la pila es al América.
La Liguilla le hace un daño irreparable al futbol mexicano. A cambio de tres semanas más o menos emocionantes tenemos que fumarnos 17 jornadas nauseabundas, que no son más que una consentidora fase de clasificación que permite a los equipos especular, retroceder, divagar y regodearse en su infinita mediocridad.
No hace falta más que echar un vistazo a las principales estadísticas para darnos cuenta cómo andamos. Uno de los peores analistas en la historia del futbol televisado es el técnico del líder y uno de los ahuehuetes más frondosos que pasaron por España encabeza el goleo individual. Maten ya a esta liga… ¿qué no ven que se está muriendo?