Rusia intentará avanzar por lo criminal y, si no puede, tendrá que recurrir a lo civil. Arabia Saudita no encontrará la salida de su desierto futbolístico. Egipto será el pichón al que le robarán la cartera. Uruguay no se va a dejar.
Portugal llevará a penitencia el pecado de no confiar en su joven talento. Colgado de las orejas de Fernando Hierro, España llegará hasta la final. Marruecos será la sorpresa y avanzará hasta cuartos de final. Irán será un tapete persa de esos que no vuelan.
Francia llegará lejos, pero menos de lo que debería. Australia regresará a casa con la rapidez de un boomerang. Perú coloreará el Mundial durante dos semanas. Dinamarca vencerá a Australia y dará las gracias.
Argentina no permitirá que la Copa del Mundo se de el gusto de ser acariciada por Lionel Messi. Islandia quedará a deber como todas las segundas partes. Croacia tendrá dos o tres buenos ratos. Nigeria hará menos historia que su camiseta.
Brasil ganará el Mundial con cierta comodidad. Suiza será fácil de olvidar. Si a Humphrey Bogart siempre le quedó París, a Costa Rica siempre le quedará Brasil 2014. Serbia irá, verá, vencerá y se autodestruirá.
Alemania pagará caro las torpes decisiones de Joachim Löw. México (esta seguro no la fallaré) quedará eliminado en octavos de final. Suecia nunca entrará en calor. Corea del Sur festejará un gol o dos.
Bélgica irá de más a menos hasta topar con su techo en cuartos. Panamá perderá con más dignidad de lo que se piensa. Túnez pasará descalzo y de puntitas por el Mundial. Inglaterra dará algo de qué hablar, pero tampoco demasiado.
Polonia comprobará que las selecciones europeas están sobrevaloradas. Senegal será impresionante: la Zague del Mundial. Colombia caerá al primer cruce, probablemente en penales. Japón seguirá atrapado en su elevador al éxito.