Descender es lo más difícil del futbol mexicano. Próceres de la mediocridad como Puebla, Querétaro, Atlas o Jaguares llevan años aguardado turno en la lista de espera donde Necaxa, Tecos o Atlante han sido lentamente conducidos a la morgue. Por ahora lo más probable es que el Guadalajara se salve, pero la cuestión es, jugando como juegan, ¿de qué diantres sirve que sigan en Primera?
Desde 2012 Guadalajara ha sumado 86 puntos menos que América. ¡86 puntos! ¡En menos de tres años! Y nadie hace nada. Desfilan directores técnicos, deportivos, operativos, ejecutivos y la cosa no hace sino empeorar.
A estas alturas, o mejor dicho, a estas profundidades del cuento, ya sólo a tres personas les quedan fuerzas para defender a Jorge Vergara (Jorge y Angélica incluidos). Hasta el más penco de los comentaristas sabe cuál sería la solución más práctica, aunque guajira. Teletransportémonos entonces a un mundo de caramelo en donde Vergara por fin se largue de Chivas. ¿Qué hacer para revivirlas?
Para empezar, Guadalajara necesitaría definir su razón de ser. ¿Pretende ser el mejor equipo de México sin la ayuda de extranjeros? Muy bien, pues se requiere billete para traer a los número uno. Arce, de Nigris, Reyna, Márquez Lugo y compañía pasaron los mejores años de sus carreras en clubes de medio pelo. De nada ayudará traer en 2017 a lo que quede de Montes, Gullit o Gallito. Cierto es que pagar el precio de jugadores con proyección como Brizuela o Pizarro antes de que la naturaleza dicte sentencia tiene un costo elevado.
Ahora bien: segregar a los futbolistas extranjeros ha sido un negocio redituable para este club fundado por belgas y franceses. Gracias a ello Guadalajara tiene más aficionados que nadie y no hace falta ser Adam Smith para usufructuar este atributo. Chivas ha lucrado bastante con su entrañable política, por lo que el añejo lloriqueo de que a ellos le venden más caro no tiene validez.
¿Quieren una idea estúpida para empezar? ¡Tráiganse a Miguel Layún, zoquetes! Pónganle rayas cueste lo que cueste y ya verán cómo levantan… De nada.