La Tierra es cuadrada y el sol gira alrededor de ella. El mundo llegará a su fin en el año 2012. Hotmail va a cerrar tu cuenta de correo electrónico si no reenvías esta cadena a todos tus contactos. La historia de la humanidad está plagada de tomaduras de pelo y ninguna tan flagrante como «pronto Estados Unidos será potencia mundial en futbol». Profecía que en su momento muchos nos tragamos y hasta divulgamos con la pasión con que Jaime Maussan reúne evidencias definitivas sobre las andanzas del Chupacabras.
El futbol estadounidense se ha mexicanizado. Si nosotros compramos los espejos de un charlatán como Eriksson, ellos hicieron lo propio con Jurgen Klinsmann. Si México dilató en codearse con la Conmebol para potenciar su gen competitivo, Estados Unidos de plano se evitó la molestia. Si uno de nuestros entrenadores fue lo suficientemente torpe como para no llevarse a Cuauhtémoc Blanco a la Copa del Mundo, el suyo hizo lo mismo con Landon Donovan. Si el descenso en la Liga MX es una broma, en la MLS ni siquiera existe. Si nuestros futbolistas del pasado se resistieron a triunfar en Europa, son los suyos quienes ahora extrañan los Hot Dogs. Si convocar naturalizados no solucionó nada en el Tri, seleccionar mexicanos y alemanes tampoco ha sacado de apuros al Team USA.
Estados Unidos fue una amenaza real en los tiempos de Bruce Arena, se estancó bajo el mando de Bob Bradley y ha involucionado a las órdenes de Klinsmann: el mismo entrenador que dirigió a las peores versiones de selección alemana y Bayern Múnich de la última década. Su indeterminación es tan alarmante que en apenas tres años y tras el retiro de Carlos Bocanegra, ha probado en sus alineaciones a 20 (¡veinte!) parejas distintas de defensas centrales.
El alemán, que ya ha dirigido 75 partidos, no es el único responsable. Donovan perdió el hambre y tiró la toalla a los 32 años. Bradley, Altidore y Dempsey no han sido capaces de sublimar a la MLS con ese nivel que no les permitió prolongar sus ilusionantes y efímeras estadías en Europa. Detrás de ellos, la generación de los DeAndre Yedlin, Julian Green, Rubio Rubin y Emerson Hyndman es un misterio que por ahora calienta bancas en el Viejo Continente.
Por si fuera poco, los directivos estadounidenses se reúsan a sincronizar el calendario de su liga con el del resto del mundo para poder competir con más garantías a nivel internacional. Mucho menos les hables de lo poco conveniente que resulta el sistema de play offs en un deporte que se esmeran en no entender.