Di Stéfano, Pelé, Maradona, Ronaldo (el fenómeno) y Messi. Por norma, los mejores futbolistas de todos los tiempos poseen denominación de origen sudamericana. Los auténticos hombres-gol, en cambio, nacieron siempre en Europa: Fontaine, Puskas, Eusebio, Gerd Müller y hasta él dan fe de ello.
Como Cristiano se dedica a estornudar goles que le salen hasta por las orejas, ya nadie se sorprende por los cien millones de Euros que costaron sus servicios. Y sin embargo, esta temporada, sus tantos apenas le alcanzan para el tercer lugar en la tabla de goleo, hecho que debería sonrojarle…
…De no ser porque está en la final de la Champions. Ahora nadie recuerda todas las veces que se quedó en semifinales cuando al Madrid lo dirigía Mourinho. Aparte, está a dos partidos de salir campeón por vez primera desde 2012, último año en que el Real Madrid ganó La Liga. De ganarlo todo, la temporada se convertirá en la mejor de todos los tiempos. Y hablando de un club tan grande, son palabras mayores.
El problema es que todos conocemos su capacidad de explotar en los momentos importantes, para luego evaporarse en los verdaderamente trascendentes. Para muestra, un botón. Anotó todos los goles en la semifinal de ida contra los rojiblancos, para luego desaparecer en el choque de vuelta… fiel a su costumbre. Benzema, en cambio, demostró una vez más que es menos goleador, pero mucho mejor futbolista. La final de Cardiff entre Madrid y Juventus será su enésima oportunidad de estar al nivel que exige una final continental. Ahí donde más allá del resultado, nunca ha dado el ancho.
Cristiano, de 1.85 y un potente físico que le permite marcar diferencias en el área, y paralelamente fabricar memes en cantidades industriales; no es lo que se dice un tipo carismático. Sistemáticamente entra y sale insultado de cada estadio que visita. Hecho natural, pues juega en el equipo al que todos odian por ganador y tramposo. Pero a él a veces lo abuchean hasta en casa.
Algo que, por ejemplo, nunca le ha pasado al 10 del Barcelona. Si bien nadie medianamente serio se atrevería jamás a compararlos, no es menos cierto que sería más valorado si Messi no existiera. El pobre Higuaín (nacido en Francia, religión católica) sería entonces la figura de la selección argentina… y Cristiano Ronaldo habría ganado 10 Balones de Oro, pero sobre el crack portugués escribiremos otro día.