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Carlos y Memo

Nació en un lugar tan bello como futbolero. Podríamos decir que su amor al futbol es casi congénito. Para su suerte, sus condiciones naturales para la práctica del popular deporte eran extraordinarias y lo llevaron al equipo más odiado del país. Nunca fue convocado a selecciones menores pero brilló desde muy joven con el América. En las noches soñaba con jugar en Europa, pero nomás no se lo llevaban. Paralelamente, pudo ir a unos Juegos Olímpicos, pero Haití le dijo que no. Pasó demasiados años como titular del enano Ajaccio. Cansado de ser cabeza de ratón, emigró a España para jugar en un equipo a rayas azules y blancas, asiduo de la media tabla. En selección fue suplente durante dos Mundiales y lejos de renunciar al tercero, por fin fue titular para Brasil 2014. Presuntamente pretendido por varios equipos de las principales ligas europeas, prefirió hacer carrera en el Málaga, donde tardó dos años en debutar en la liga española. Carismático, divide opiniones entre quienes lo aman o lo odian. Del mismo modo, su nivel balompédico es ampliamente discutido. Su carrera, que ha sido un eterno quiero pero no puedo, nos enseña que el sacrificio no es suficiente; triunfar, hacer historia requiere mucho talento. Y en calidad, Memo Ochoa siempre se quedó corto.

Nació en un lugar tan bello como poco futbolero. Podríamos decir que su desapego por el futbol es casi congénito. Para su suerte, sus condiciones naturales para la práctica del popular deporte eran extraordinarias y lo llevaron al equipo más querido del país. Nunca debutó con las Chivas pero brilló desde muy joven con selecciones menores. En las noches dormía en lugar de andar soñando cosas, pero un día lo despertaron y se lo llevaron a Europa. Paralelamente, pudo ir a unos Juegos Olímpicos, pero dijo que no. Pasó demasiados años como suplente del gigante Arsenal. Cansado de ser cola de león, emigró a España para jugar en un equipo a rayas azules y blancas, asiduo de la media tabla. En selección fue titular en los primeros partidos de Sudáfrica 2010 y luego le dio güeva ir a Brasil 2014. Pretendido por varios equipos de las principales ligas europeas, prefirió prolongar su carrera en la Real Sociedad, donde llegó a ser considerado tercer mejor delantero de la liga española. Poco carismático, divide opiniones entre quienes lo odian o lo detestan. Sin embargo, su nivel balompédico es unánimemente reconocido. Su carrera, que ha sido un eterno puedo pero no quiero nos enseña que la calidad no es suficiente; triunfar, hacer historia requiere mucho sacrificio. Y en ambición, Carlos Vela siempre se quedó corto.