En el principio creó Pep los cielos y la tierra. El Barça estaba desordenado y vacío, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Y dijo Pep: Haya luz, y hubo luz. Y fue la tarde y la mañana el día primero.
Y dijo Pep: Haya un firmamento en medio de las aguas, y separe aquél las aguas de las aguas. E hizo Pep su medio campo, y separó a Deco y Ronaldinho para que dejaran de obstruir el firmamento. Y llamó Dios al firmamento Xavi e Iniesta. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
Y dijo Pep: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su especie. Y produjo la Masía a Pedro y a Busquets. Y vio Pep que eran buenos. Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
Y puso Pep a las dos grandes lumbreras: Puyol la lumbrera mayor para que señorease en el día, y Piqué la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también a las estrellas. Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.
E inventó Pep el movimiento, vulgarmente conocido como tiki-taka. Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
Y dijo Pep: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, y sobre todo el campo y sobre todo animal que se arrastre sobre el campo. Y creó Pep a Dios, al que hasta entonces todos llamaban Leo Messi, para hacerlo crecer en el entorno y ecosistema adecuados. Y dijo Pep: Fructificad y multiplicad títulos. La hierba verde os dará de comer. Y así fue. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Luego sigue lo de la serpiente, el diluvio, el éxodo y demás historietas palomeras previas al apocalipsis de ayer: la noche en que Messi mandó al Creador a la cama y sin cenar.