Rustenburg, junio 2010. José Andrés Guardado (lo de José es para que suene más telenovelero) por fin sale de titular en la Copa del Mundo. El mediocampista sabe que su progresión se ha estancado en La Coruña y que solo un buen Mundial lo pondrá de vuelta en el escaparate internacional. Sin embargo, ya han pasado dos partidos y apenas lo metieron a jugar unos minutos en la inauguración contra Sudáfrica.
Guardado, con un tiro al travesaño y un par de destellos es el mejor del primer tiempo ante Uruguay, pero sorprendentemente (si bien a estas alturas Javier Aguirre ya nos ha vacunado contra el síndrome del asombro) su lugar para el segundo tiempo es ocupado por Pablo Barrera. Y México pierde.
“Habían jugadores que buscaban algún privilegio sobre los demás”, comentó tiempo después el Vasco en clara alusión a Guardado. “A Aguirre solo le aprendí asuntos extra cancha”, contragolpeó el tapatío en alguna edición del TV Notas. Y la vida siguió su curso: Andrés se quedó en el Depor, lesionándose hasta por estornudar y Javier abandonó su jodido país de origen para volver a España.
Hoy, a diez días de que finalice la Liga; el Zaragoza de Aguirre, el Deportivo de Guardado, y el Getafe de nadie que nos interese se sortean la antepenúltima plaza que expulsa a segunda división. Los términos ‘suplente’, ‘banca’, ‘marginado’… y hasta ‘titular’ o ‘campeón’ han sido palabras habituales en la descripción de los mexicanos que se ganan la vida por Europa. Hasta ahora se han mantenido ajenos a la sentencia ‘descenso’, si bien debemos decir que antes de que Guardado o Aguirre se vayan a segunda, se les adelantará este fin de semana el West Ham de Barrera, para cerrar el triángulo trazado al medio tiempo de aquella tarde rustenburguesa.
Si Karla Estrada produjera las dos últimas jornadas, al final el canoso villano cara de perro se achicharraría en las llamas del infierno, mientras el principito azul besaría a la sirvienta. Pero esto es futbol, y a veces tiene más morbo e intriga que las novelas… aunque incomprensiblemente, menos rating.