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Asunto de dos

Nicolás Maquiavelo es el nombre del amiguito imaginario de Florentino Pérez.

Luego de dos años sin ganar ni el más infame de los trofeos, el presidente del Real Madrid decidió acudir de nuevo a él para planear la temporada 2005-2006.

Su peculiar asesor lo instó a torpedear el fichaje de Patrick Vieira por la Juventus, a ignorar los faxes del Getafe que rogaban la cesión de un par de canteranos y finalmente, a fichar al jugador del momento en Brasil sin reparar en el precio económico, ni mucho menos en el ético.

Cuando el fin justifica los medios, no hay conciencia moral que valga. El problema surge cuando a dos meses el francés triunfa en una Juventus pletórica, su vecino indigente en Madrid está de líder, y Robinho resultó ser más triatleta que futbolista: corre mucho, hace la bicicleta y al final… ¡nada!

En un panorama en el que un tal Pablo García ocupa el lugar reservado para Vieira, un tal Getafe suma los puntos que calculaba tener el Madrid y un tal Lionel Messi acapara los elogios predestinados a Robinho; Florentino y su alter ego han maquilado lo inaudito: culpar de todos sus males a… ¡los árbitros! La actitud del Madrid es tan bizarra como la del delincuente aquejado por la inseguridad.

Pero más que a un racionalista que todo lo justifique, Florentino necesita invocar a un brujo que ahuyente de la Casa Blanca al fantasma de Vicente Del Bosque.

Desde que el presidente se cargó al entrenador, Real Madrid no hace más que vagar de ridículo en vergüenza representado por un equipo sin corazón, donde la única hambre de los Zidanes consiste en comerse a los Pavones hasta desmoralizarlos y desmoronarlos.

¿Recuerdan la Maldición Beenhakker, aquella que tuvo al América 15 temporadas sin ganar la liga? La Maldición Del Bosque no llegará a tanto, pero ahí la lleva.

Por lo pronto la liga española 2005-2006 es asunto de dos: Barcelona y Valencia.