Una de las mayores canalladas en la historia del futbol está a punto de ocurrir. El lugar: México ¿dónde más? El país de la indolencia, el de la normalización de los hechos menos calificables, aquellos que pondrían los pelos de punta a cualquier otra sociedad menos adaptada a la pasadura de verga 24 x 7.
¿Cómo nos va a escandalizar una final de ascenso sin ascenso aquí donde secuestran, asesinan y diluyen estudiantes en maquila? ¿Quién es lo bastante mentecato para denunciar la desfachatez de los sinvergüenzas de la FMF si aquí en México somos capaces de destapar estafas multimillonarias que involucran presidentes y gobernadores que gozan de una impunidad retrógrada, ya en desuso hasta en Perú, Brasil o Guatemala?
Cierto es que México ofrece demasiados motivos de rabia como para encima percatarnos de la aberración que supone eliminar el ascenso. Tapachula y Oaxaca son viejas gordas, feas, sin futuro ni encanto. Invítenlas al baile, háganlas sentir importantes por una noche, ¡pero ni se les ocurra poner música!
Alguien debe gritar que esto no es normal. Que no hay derecho a que un palacio tan pinche como el de la Liga MX se reserve el derecho de admisión y exija requisitos que no imponen ni las ligas más renombradas de Europa para abrir sus puertas a los recién ascendidos. El Bournemouth, solo por citar el primer ejemplo que me viene a la cabeza, tiene un estadio con capacidad para 11,360 aficionados en la mismísima Premier League. Su buen trabajo deportivo le ha consolidado tres años seguidos en la media tabla inglesa. Nadie los discrimina por ser la ciudad número 93 del país.
Llevamos así toda la vida. Permitiendo que el campeón de ascenso cambie de sede si viene de una plaza tan pinche como La Piedad o Curtidores. Instalando un sistema de «porcentaje» encaminado exclusivamente a que el recién ascendido vuelva pronto de donde vino. Acosando a cualquier club que se atreva a hacer las cosas bien desde abajo, en vez de comprar la membresía que le de el aval de sentarse junto a los magnates de las televisoras, cementeras y bebidas que tienen secuestrada a la Liga MX.
En ningún lugar con promedio mínimo de conciencia colectiva tendría lugar una final de ascenso sin ascenso. En ningún lugar del mundo es tan fácil ser cretino.