Hay equipos que enamoran por sí solos. No requieren de grandes estrellas a su servicio, jugar en campos míticos o representar a poderosas metrópolis. Estos clubes no hacen mas que aferrarse mejor que nadie a las máximas que hacen del futbol un deporte a parte: tener el balón y luego, saber perfectamente qué hacer con él.
En el noroeste de España juega uno de ellos. Está por completar cinco temporadas consecutivas viendo por debajo del hombro en la clasificación final a un todopoderoso como el FC Barcelona. Las grandes gestas se han vuelto una rutina en dicho club, que en menos de 10 años ha ganado seis de seis finales (3 Supercopas, 2 Copas del Rey y 1 Liga), ha coronado a los últimos campeones de goleo (Tristán y Makaay) y se ha acostumbrado a subir a un podio que durante casi un siglo estuvo reservado para los entonces grandes.
Un día, amarga el más fastuoso de todos los centenarios: en el Santiago Bernabéu y con Figo, Raúl, Zidane y compañía como presuntos rivales. Otro, pide a Cafú, Maldini, Nesta y Shevchenko pagar por su ubicación de lujo en el escandaloso baile al Campeón de Europa.
A esa pequeña ciudad gallega no llegan los mejores: allá se convierten en los mejores. Si Rivaldo se va en plenitud no importa, porque llegará Djalminha y parecerá su clon. Y si el brasileño baja su rendimiento, entonces Valerón se erguirá en el mejor mediocampista español. La historia se repite en el ataque: Pandiani suplirá la inminente baja de Luque para la próxima temporada; Luque hace de Makaay en esta; y en la pasada, Makaay hizo olvidar a Tristán. Bajo esta sencilla dinámica de comprar barato y vender caro, el Real Club Deportivo La Coruña es semifinalista de la Liga de Campeones.
Unos kilómetros al sur de La Coruña, a dos o tres horas en carretera, juega otro equipo porteño. Su uniforme a rayas azules y blancas nos recuerda al Depor, pero más aún su forma de entender el futbol.
No conocen la palabra figura, ni mucho menos derivaciones tan absurdas como ‘galáctico’. Sin embargo, conjugan la palabra triunfo mejor que nadie en el planeta. Son los actuales campeones de Liga, Copa y Copa UEFA. Ahora mismo lideran la Liga de Portugal, son finalistas de Copa y semifinalistas en la Liga de Campeones. Es decir: hace dos años el Futebol Clube Do Porto desconoce cualquier tipo de eliminación, con todo lo que ello implica en la alta competencia.
Ubicados en el último extremo de Europa, La Coruña y Oporto representan la integración de un continente que tiene en la unión la clave de su progreso. El ganador de esta semifinal teñirá de azul y blanco la Liga de Campeones. Y entonces, el campeón de Europa no tendrá lugar para el Beckham en turno. Porque aquí, el único indispensable es el balón.