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Barak

Bigotonas ni Madres

Nadie guardó la cinta y ninguna hemeroteca conserva el periódico, pero un día Charles Chaplin reconoció a Cantinflas como el mejor comediante del planeta. ¿Alguien lo duda? Corona es la cerveza más vendida en México y el mundo. Y así debe ser porque eso nos han dicho desde pequeños, por más que las mal intencionadas listas especializadas desplacen a nuestra cerveza hasta el quinto puesto de ventas mundiales.

Todos sabemos que el himno nacional mexicano ganó el segundo lugar al más bello de todos, apenas por debajo de La Marsellesa. No hay constancia histórica de dicho certamen, y quizá por ello en Colombia, Chile y Guatemala se cuelguen exactamente del mismo logro.

Lo cierto es que a parte de tres Premios Nobel y desde esta semana dos Miss Universo, nunca hemos ganado nada. Y cuando escribo nada me refiero a algo que le interese a una cuarta parte del mundo, con toda la admiración que me merecen los esfuerzos individuales de Ana Guevara, Lorena Ochoa o Rey Misterio; o la proezas colectivas de la selecciones infantiles en Perú y Williamsport.

No creo en teorías conspiratorias y descarto que a falta de independencias o revoluciones las altas esferas hayan maquilado el triunfo de Jimena Navarrete en Las Vegas para que pudiera decirse algo de tan insulso 2010 antes de que entrara de lleno a su recta final. Y ya que nunca hemos ganado el Óscar, ni el Mundial, ni el oro en 100 metros, no tenemos ningún motivo para agrandarnos y hacerle fuchi al certamen de belleza. 

Eso sí: ni ver qué lugar ocupamos en producto interno bruto, ingreso per cápita, ciencia y tecnología, salud, educación, seguridad, bienestar, deporte, belleza colectiva o cualquier renglón que valga medianamente la pena. Ultimadamente, un mexicano inventó la tele a colores. No está mal para haber nacido hace apenas 200 años.