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¿Clásico con Cafeína?

Adrián Chávez contra Eduardo Fernández; Juan Hernández frente a Carlos Turrubiates; Gonzalo Farfán de un lado, Chepo de la Torre del otro; Germán Martelotto y Guamerú García; Antonio Carlos Santos versus Benjamín Galindo.

El escudo gigante a la altura del ombligo corona la ‘V’ azul en el uniforme del América. Guadalajara, Mexlub en el pecho, porta camisetas extra holgadas, a usanza de tan repugnantes tiempos.

Ni rastro de la mini-mental en la cabecera norte. Los saques de meta son pateados con absoluta paz mental, sin que un alma cuestione la tendencia sexual del portero al momento justo de impactar el balón. Cigarros Montana y zapaterías Canadá intercalan presencia en las vallas publicitarias, telón de fondo allá donde 44 zapatos, todos absolutamente negros, corretean tras el balón.

Galindo, trae el dorsal 58. Número reservado para la máxima figura de Atlas, Chivas y UdeG, que carga orgullosa en la espalda la bonita tradición de publicitar al canal cincuenta y ocho de la televisión tapatía, a cambio de un puñado de nuevos pesos. Antonio Carlos Santos es Sambueza, Osvaldito y Michael Arroyo en un solo jugador, pero con el terciodécuplo de talento, potencia y elegancia.

Ante las ausencias de Zague y Hermosillo, es Paco Uribe el autor del solitario gol que, en la Noche de Reyes de 1994, le regala al América… ¡2 puntos! La millonaria inversión del Guadalajara no logra evitar que Chivas sume 20 años sin ganar un clásico de Liga en el Estadio Azteca.

He superado con creces el límite tolerable de errores en esta vida. Desperdiciar hora y media de mi existencia al desempolvar el clásico de la jornada 23, temporada 1993-94 es uno de los más graves. Procuraba descubrir la pasión en torno al último Clásico genuino. Pero la edición previa a que Chivas se pervirtiera en los tentáculos de Televisa, fue una insulsa aberración, indigna se ser deletreada, a siglos luz de producir la épica y el humo que afanaba venderles.

En cambio, el partido siguiente, el primero transmitido por Televisa con Chivas como local, fue un mítico 3-4 protagonizado por Cuauhtémoc, Kalusha, Biyik, Ramón Ramírez y Beenhakker. El segundo año de contrato trajo el 5-0. Al tercer año de matrimonio televisivo, llegó el título. Luego la rivalidad se fue descafeinando, o eso nos cuentan, hasta llegar a este sábado: la primera vez en 23 años que Chivas y América saldrán al campo sin compartir al dueño de sus quincenas.