El sol aún tardará en salir pero Australia ya echó del Mundial a Uruguay… Van 28. Horas más tarde Internet nos dice que Bahrein sucumbió ante Trinidad… Llevamos 29. Aquí es cuando reparo en que en realidad son 30, porque España sentenció a Eslovaquia desde el sábado. Antes de sentarme a comer, Suiza y República Checa han completado la lista, y ¡ahora sí!: Es hora de especular libre e impunemente sobre las posibles cabezas de serie.
Brasil, Alemania, Argentina, Inglaterra, Italia y Francia son irrefutables, por lo que sobran dos puestos, y uno de ellos debe ser ocupado por México. O eso pretenden hacerme creer.
“Es que México se ha metido a octavos de final en los últimos tres Mundiales”, me dicen. ¿Cómo explicarles que por pura lógica matemática acabar entre los 16 primeros no es suficiente para aspirar a ocupar uno de los ocho lugares reservados?
“Es que México lleva años sin salir del Top 10 en el Ranking que hace la FIFA”, intentan convencerme. ¿Acaso no han notado que República Checa lleva el mismo tiempo en el Top 5? ¿O que Holanda es el segundo de aquella lista?
“Es que España no puede ser porque calificó de panzazo y a parte nunca hace nada en los Mundiales”. ¿Olvidan que México ni siquiera logró acabar primero en Concacaf? ¿Y cómo les hago entender la pequeña diferencia que existe entre estrellarse cada cuatro años en cuartos de final _caso de España_ y hacer lo propio, pero en octavos?
Ya es de noche. Mis esfuerzos por convencer a los camisas verdes y a las caras pintadas resultan estériles. Enciendo la TV porque hoy juega México en contra de la poderosísima Bulgaria; equipo que se clasificó brillantemente a Alemania 2006, viene plagado de titulares, se metió a las semifinales del Mundial pasado y además tiene a un excelente delantero de apellido Stoichkov. Con semejante rival, el 0-3 sufrido por la “próxima cabeza de serie” era de esperarse.
Porque cabeza de serie o no, en el campo todo sigue igual: Nuestra selección vuelve a burlarse de nuestros paisanos que viven en el país del norte, y aún solapamos la idea de que Juan Pablo Rodríguez y Daniel Osorno son más capaces que Giovanni Dos Santos y Carlos Vela.
Es posible que el 9 de diciembre FIFA ubique a México como cabeza de grupo, simplemente porque peores decisiones ha tomado. De ser así, todos los rivales cruzaran los dedos para que les toque nuestro grupo. Y a eso no se le llama prestigio.