La televisión, Internet, el avión, la rueda, el teléfono… Nadie menciona al excusado cuando de repasar los inventos más importantes de la humanidad se trata. Y sin embargo, ¡qué útil es! Lo desgraciadas que serían nuestras vidas de no ser por ese agujero negro que se lleva hasta el fin del mundo lo peor de nosotros, de nuestras familias y vecinos.
Ninguna palabra del castellano (ni siquiera el sustantivo ‘madre’) ofrece definiciones tan diversas, y hasta opuestas entre sí como aquellas derivadas del término ‘caca’. Conjugaciones que en general, poco tienen que ver con el noble acto de evacuar el vientre.
Por ejemplo, cagarla es meter la pata; nada que ver con cagarse, que es tener mucha suerte. Si te hicieron caca quiere decir que te humillaron, pero si estás hecho mierda lo que pasa es que sólo estás exhausto.
Ser o estar cagado significa ser simpático, mientras que un tipo cagante es aquel que le caga hasta a su madre. Aún peor que eso es ser una cagada, término con el que se alude a una mala persona. El asunto es más complejo de lo que parece, porque según la connotación; estar cagado, cagarse o ser un cagón, tiene que ver más bien con ser víctima del miedo.
Analicemos el siguiente ejemplo estrictamente ilustrativo para conocer la riqueza y ductilidad de esta palabra de uso diario en nuestras vidas. Nada personal contra un Real Madrid, del que estoy seguro, acabará siendo campeón de Liga a pesar del escatológico momento que atraviesa.
“Ayer Casillas la volvió a cagar. El Madrid, que ya se había cagado en sus visitas previas al Rayo y al Betis demostró que en el tramo final de la temporada se está cagando. Y como el año pasado, en lugar de ejercer un poco de autocrítica, el cagante de Cristiano, la cagada de Pepe y el caguengue de Mourinho optaron por lo más fácil: tirarle mierda al árbitro. Luego, hechos cagada abandonaron el estadio sin conceder entrevistas. Para los que nos caga el Madrid, lo acontecido ayer en el Madrigal fue de lo más cagado.