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Cruz Azul Fútbol mexicano

El Maradona de los Payasos

El humor es la repetición de lo absurdo. Así como Belinda está condenada a que le pidan la canción del Sapito al final de cada concierto, de Cruz Azul necesitamos que haga lo de siempre. Esa es su gracia, de eso se trata su gustado show. Se le llama running gag al recurso más antiguo y efectivo de la comedia: la reiteración es muy graciosa.

Si fuéramos capaces de reunir un once ideal integrado por Groucho Marx, Chaplin, Cantinflas, Mr. Bean, Homero Simpson, Polo Polo, Tin-Tan, Los Tres Chiflados y El Negro de Whastapp no nos harían reír tanto como los genios del Cruz Azul. Como club de futbol será lo que ustedes manden, pero el mundo no ha visto bufón más talentoso: capaz de ser absolutamente predecible y a la vez, siempre original en su inagotable catálogo de catástrofes. El guión de su comedia es sobradamente conocido y no sufre novedades (ilusión-decepción; euforia-fracaso) y, sin embargo, cada torneo Cruz Azul y todo lo que está a su alrededor se reinventan para encontrar nuevas formas de hacer lo mismo.

El arte del Cruz Azul como hazmerreír profesional es que no deja de sorprendernos. Nos saca de la profundidad de nuestras entrañas el “¡no puede ser!” más castizo… aunque sepamos de sobra que con Cruz Azul todo lo malo no solamente es posible, sino más bien ineludible. Lo que deberíamos tomar con normalidad, basados en la rutina a la que nos ha acostumbrado a lo largo de las décadas, encuentra maneras de parecer extraordinario.

Como resultado, los cruzazulinos no se cansan de llorar. Su corazón es de plástico reciclable: puede romperse una y otra vez y en un mes se regenera con la primera delusión. El resto no nos cansamos de reír a causa del más humano y primitivo de los regocijos: aquel que nace del ridículo ajeno.

Los huevos que pone la bendita gallina celeste no son de oro, sino de chocolate 100% libre de testosterona. Un lejano día tendrá que jubilarse, así que de antemano habrá que agradecerle todas las risas, tantos años al servicio de aderezar como nadie nuestra liga de futbol.  

Porque no hay comedia más fina que la comedia involuntaria. Cruz Azul nos hace más fuertes en la medida en que, por brutos que seamos en el día a día, por fracasos que acumulemos en nuestras vidas, por esquiva que nos sea la buena suerte, hay un ángel que nos ofrece una mirada con perspectiva. Y cuando nos comparamos con Cruz Azul y sus aficionados, ya no importa que seamos pobres, feos, huérfanos y del Atlas… es un alivio, más bien un regalo divino al menos no irle al Cruz Azul.