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¿Horrible o hermoso?

No lo hice por dinero. Juro que no lo hice por dinero. ¿Por qué la gente piensa que los principios no son perecederos? ¿Por qué les cuesta tanto entender que simplemente uno puede cambiar de opinión o circunstancias? 

Ahora veo que aquellos que se sienten traicionados, en realidad nunca me quisieron. Si me quisieran estarían contentos por mí o por el contrario, preocupados por mi futuro, por la mala decisión que según ellos he tomado. Hoy que me atacan por cambiar de equipo, compruebo que siempre les valí madre. Yo me voy con mi hermosa cara en alto, orgulloso de todos los goles conseguidos y con la conciencia tranquila de hacer lo que me correspondía como hombre.

Es verdad que, a estas alturas, no imaginé jugar en el equipo enemigo. Nunca me identifiqué con ellos: siempre viviendo de su glorioso pasado, incapaces de competir con nosotros, de igualar nuestra energía y mentalidad ganadora del presente. Por eso fue que la última vez me burlé de aquel que corría menos que un portero. 

Es cierto que hace como 15 años los reforcé en un par de partidos para echarles la mano en un evento donde no se pudieron completar. Pero me fui haciendo mayor y desde que cumplí 30 me hice a la idea de que aquel no sería nunca jamás mi equipo. Porque estaba contento, disfrutaba de mi tiempo, mis amigos y mi libertad.

A mis 35 años creí que ese tren ya se me había pasado. Y yo feliz de que así fuera, ¿eh? Si no senté cabeza a los 30, cuando realmente estaba en mi mejor momento y en mi esplendor físico mucho menos ahora, que ya no estoy tan guapo. Después de tantos partidos de alta tensión jugando con el equipo de siempre y contra los rivales de siempre, sé que será muy raro estar ahora del otro lado de la cancha, ahí donde también tengo amigos y hasta familiares, pero en donde siempre me vieron con desdén, como si fuera menos mexicano que cualquiera de ellos.

Una noche, una aventura, un embarazo te cambian todo. Me cae que no es por su dinero porque ya tengo bastante. Sí: pensé que ya nunca me iba a casar, pero lo hice ¿y qué? Igual y hasta luego me encariño. Ahora saldré a jugar en contra de los solteros y lo haré con las mismas ganas de ganar que me caracterizaron siempre.