No se habla de otra cosa. No se debe hablar de otra cosa. Es la historia del momento, un éxito taquillero sin precedentes: Star Wars (guerra de estrellas). El relato va más o menos así…
Desde hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana; un par de ejércitos tan igualmente poderosos, como filosóficamente opuestos llevan más de un siglo midiendo sus fuerzas. Por un lado, los Jedi: caballeros del bien hacer y exponentes del lado luminoso del futbol; del otro los Sith: malvados y egocéntricos amantes de la victoria. Estos últimos, aunque visten uniformes blancos, representan el lado oscuro e históricamente han gobernado con mayor frecuencia y facilidad que su contraparte azul y grana, abanderada del romanticismo.
Pero en los últimos años el orden de la fuerza cambió. De modo que el astuto Palpatino Pérez, como medida desesperada para contrarrestar el reciente dominio Jedi, reclutó para regresar el Imperio Galáctico al mando de los Sith a The Special One… El Elegido: un arrogante ex Jedi que empezó desde lo más bajo para convertirse pronto en el mejor de todos.
Como ya sabemos, en el primero de los seis episodios los Jedi: dirigidos por Obi Pep Kenobi, capitaneados por Xavi Solo y Puyol Chewbacca; y bendecidos por la brillantez de Lio Skywalker le dieron un repaso histórico a las huestes de Mou Vader, como no se veía desde aquellos tiempos en los que Yoda Cruyff era un jovenzuelo.
Quien diga que segundas partes nunca fueron buenas, es porque jamás ha echado un segundo palo (tiro al poste, ¿o de qué estamos hablando pues?…) Retomando el cuento que nos atañe, Mou Vader no murió en la paliza que le propinó Obi Pep y ahora el destino le pone cuatro escenarios más antes de su inaplazable redención. El primero de ellos se estrena este sábado, Episodio II: La Venganza del Madsith.
Los Jedis llegan desde Barcelona para conquistar por tercera ocasión consecutiva el campo de La Estrella de la Muerte, o simplemente Santiago Bernabéu. ¡Que la fuerza los acompañe!