Categorías
Fútbol internacional

Loco… y guapo

En esta vida hay dos grandes grupos de gente: los que usan emojis y quienes se resisten. Marcelo Bielsa tiene que ser de estos últimos. Los entrenadores también se dividen en dos ramas: los ganadores y los vende humo. No hay término medio en el imaginario colectivo. Y como Bielsa ha ganado muy pocas medallas, la gente promedio tiende a etiquetarlo entre los comerciantes de gas de carbono.

Sería inútil negar que, desde que con 35 años hizo campeón a Newell’s, sus rarezas y extravagancias han dado mucho más de qué hablar que sus no menos excéntricos métodos de trabajo, que suelen tener dos años de éxito moderado (moderado porque Bielsa no dirige equipos favoritos para ganar nada) antes de reventar a sus exhaustos futbolistas.

La intensidad de sus equipos contrasta con la pasividad de su talante. Su pavor a perder contradice los riesgos que asume para ganar. Su desdén al vestirse choca con el esmero que imprime en cada palabra que pronuncia. Un ermitaño que no tiene problema en dejarse ver cada semana paseando el carrito del supermercado en el centro de la ciudad, con la misma ropa con la que entrena y seguramente duerme. Su patológica obsesión por el juego al que dedica su vida convive con la sensibilidad y el entendimiento con el que aborda cuanto ocurre fuera de su absurda burbuja.

En el mundo del futbol son los entrenadores y no los clubes quienes pagan al cuerpo técnico. Marcelo Bielsa, se sabe, es el más generoso a la hora de repartir sus ganancias con el staff que le acompaña. ¿Qué hace con el resto del dinero que factura de sus jugosos contratos? Ese es un misterio, dada su repulsión por los autos, accesorios e inmuebles que amenacen desviarle de su monasterial estilo de vida.  

Lo suyo, lo suyo es mejorar futbolistas; no comprarlos. E imponer su estilo de juego purista e innegociable, donde el futbol se juega como él considera que debe ser jugado. Sin lugar remoto para un plan B. Al rival le estudia hasta la extenuación, aún sabiendo que buena parte del análisis es información poco útil. Más que conocer cada detalle del oponente, lo que en verdad le mueve es ser coherente. Su ética le prohibiría exigir el 100% del jugador si él no ofreciese otro tanto como técnico.

“¿Tú te das cuenta de lo guapo que era ese cabrón de joven?” Me preguntó un chico de Leeds que hospedé en casa el verano pasado, mientras googleaba fotos que me obligaron a darle la razón. Hablábamos de las peculiaridades de Bielsa. “¿Y eso qué tiene que ver?, le pregunté en tono condescendiente, casi burlón.

Respondió: “El hecho de que un tipo tan sexy y de familia millonaria -un hermano de Bielsa fue Ministro de Interior y su hermana, gobernadora- haya decidido dedicarse de manera tan obsesiva a su trabajo y a ser un buen ejemplo allá a donde ha ido significa mucho en estos tiempos tan asquerosos, ¿no crees?

Y sí.