España tiene a los clubes más poderosos del orbe. Inglaterra posee la liga más adinerada. Alemania organiza el torneo mejor estructurado. Y a Italia le consuela presumir de la competición más histórica, que de algo sirve. Son las cuatro grandes ligas de Europa, no hay quien se atreva a cuestionarlo.
Francia es la quinta y después, a un nivel económico y competitivo similar fluctúan Turquía, Rusia, Portugal y la segunda división inglesa. Todo lo demás está por debajo de los discretos estándares de calidad de la Liga MX.
Noventa y ocho brasileños y 83 argentinos desarrollan sus carreras profesionales en alguna de las cuatro ligas supremas; México tiene a seis. Veintidós uruguayos, 20 colombianos y 18 chilenos militan en clubes de Premier League, La Liga, Bundesliga o Serie A; México tiene a seis. ¡Doce estadounidenses, ocho paraguayos, siete costarricenses y siete venezolanos compiten en las principales ligas de Europa!; México tiene a seis. Y su actualidad puede abreviarse en una docena de palabras: a Chicharito le va bien, a Ochoa mal y al resto másomenos.
El balance resulta aún más desfavorable si incluimos a los jugadores inscritos en la Ligue 1, pero hoy me levanté sin pretensiones amarillistas.
Al extender el panorama a ligas menores (Portugal) y minúsculas (Holanda) nos topamos, como es natural, con dos caras de la moneda: Layún, Guardado y Moreno están en plan figura; Jiménez, Herrera y Corona ahora mismo tienen salud, que es lo más importante. Hasta aquí la ambivalente actualidad de nuestros 12 «europeos», todos seleccionados nacionales, convenido está que de Dávila, Pulido y compañía no vale la pena acordarse.
Ahora bien, independientemente de su mejor o peor estado de forma en lo individual, ninguno de nuestros 12 apóstoles debería estar contento: Leverkusen y Benfica tienen su peor arranque en años; Málaga, Real Sociedad y Verona apestan a descenso; PSV y Porto no ocupan el liderato que les corresponde. El único que marcha en sintonía con los objetivos es el Villarreal.
Lo expuesto no guarda relación con la calidad de nuestros futbolistas internacionales respecto a los demás. El número de los tan cacareados mexicanos en Europa no los hace mejores ni peores. Tan sólo insignificantes.