¿Que esta vez dominamos a Estados Unidos? Cierto… ¿Que tuvimos mala suerte? Algo hay de eso… ¿Que ellos jamás tendrán a un jugador con la picardía de nuestro Guardado? Puede ser.
¿Que tan sólo fue un amistoso? Falso… ¿Que no estamos abajo de ellos? Falsísimo…. ¿Que México hizo el futbol, y Estados Unidos los goles? Mentira cochina.
Quien hace los goles, hace el futbol y México suma 810 minutos sin anotarle a Estados Unidos fuera del Azteca. Se escribe fácil, pero estamos hablando de nueve (sí: ¡nueve!) partidos consecutivos en los que no hemos festejado ni un miserable gol al odiado rival.
Ni con la mitad de sus titulares (Berhalter, Ongyewu, Lewis, Beasley, Wolff…) descansando en Europa mientras nosotros nos traíamos hasta al loro. Ni porque el apoyo del público nos convierte en locales, aún jugando en su territorio. No se puede. Ganarles a los gringos se ha convertido en un sueño guajiro.
Perdemos siempre: en amistosos, en eliminatorias, en mundiales. Vamos, su dominio es tal que ya nos ganan hasta cuando les pasamos por encima. Como en Phoenix.
Mientras 25 estadounidenses juegan en las primeras divisiones de Inglaterra, Alemania y Holanda; nosotros estamos más que conformes con cuatro representantes. Y al tiempo que McBride lleva una docena de goles con el Fulham, Borgetti está feliz de la vida en Cruz Azul.
Está muy bien lo de Márquez, Salcido, Pável y Osorio. Pero también estuvo fatal lo de Jared y Kikín. Queda claro que no importa a cuántos defensas tengamos triunfando en Europa, porque en México no hay quien meta goles. Y sobra decir que sin goles no hay victorias.