Categorías
Barak

Pudimos ser Uruguay

Si una nave se asomara a nuestro planeta, sedienta de abducir al primer vecino que pasara por ahí, la probabilidad de que éste fuera uruguayo sería de 1 entre 1,983. El pedazo de tierra que ocupa Uruguay cabe perfectamente en el Estado de Sonora, y todos sus habitantes encontrarían asilo en la  Colonia del Valle, sin generar mayor caos que la falta de estacionamiento. No obstante, para jugar al deporte más amado por los terrícolas, ellos son los mejores del continente hoy y siempre. 

Entre 1990 y 2010 la suerte de aztecas y charrúas fue más o menos igual. Ellos tuvieron a Enzo, nosotros a Hugo. Nosotros perdimos dos finales de Copa América, ellos ganaron una, pero en casa… y así cualquiera. En resultados directos los tuvimos más o menos de hijos, y en los mundiales nos fue mejor.

Hasta la batalla de Rustemburgo. Nuestra memoria es corta, pero no tanto como para olvidar la consecuencia de la derrota: Uruguay llegó a semifinales por la autopista Corea del Sur – Ghana… ensartándole a México el croquis rumbo al triángulo de las Bermudas.

Al año entrante, un aborto de la selección mexicana tuvo la revancha contra Uruguay. Si empataba, la Celeste jugaba cuartos de final contra Colombia. Si ganaba, tenía que vérselas contra la local Argentina… Y sin embargo, Uruguay decidió ganar. El resto del cuento ya se lo saben. Con Brasil y Argentina fuera de semis, y tras el nivel exhibido en Copa Oro, es inevitable suponer que ésta pudo ser la Copa América de México, si tan sólo hubiera sido representado como dios manda. 

Pero no nos hágamos tarugos… México no ha respaldado un proyecto desde 2006 como Uruguay. México no tiene la mística de Uruguay. México carece aún de la mentalidad de Uruguay. A México no le avala la historia de Uruguay. Y mucho menos, la producción de Uruguay. Aunque los superemos 40 veces en población, y por ende en venta de sándwiches; ese móndrigo parche entre Argentina y Brasil posee mínimo el triple de talento regado por el mundo balompédico.

El viaje uruguayo del cielo al suelo era boleto redondo. Nosotros seguimos en lista de espera.