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Reyes de Europa

Quienes vimos el partido supimos que esa había sido la final adelantada. Gianluigi Buffon, Leonardo Bonucci, Andrea Barzagli y compañía tuvieron a los alemanes contra las cuerdas. Europa contempló consternada la incapacidad del mejor equipo del mundo para superar en tiempo regular a la inteligencia táctica de los entonces subcampeones continentales. La gran labor del nobel Joshua Kimmich en una posición totalmente desconocida para él se vio eclipsada por la conmovedora actuación de un tipo tan limitado como Stefano Sturaro, convocado tras la lesión de Claudio Marchisio. Los italianos obligaron al alargue y tras el empate, los tiempos extra, los fallos y todo lo demás, acabaron perdiendo por un engañoso marcador global de 6 a 4.

Paul Pogba no resultó mayor reto, pero los germanos tenían que vérselas con el inspirado Antoine Griezmann. La semifinal irritó a los más puristas: fue la consagración del futbol conservador y reactivo en detrimento de aquel que asume en todo momento la iniciativa. Thomas Müller falló lo que no está escrito, Jerome Boateng cometió un error puntual y Griezmann aprovechó la ocasión para vacunar a placer a Manuel Neuer. Fue la actuación definitiva de Griezmann, el partido que faltaba para catapultarlo al pedestal de los más grandes. Tras batallar en la fase de grupos y sembrar serias dudas en octavos de final, su equipo ya había pasado por encima de los mejores. Cierto es que aún debía enfrentar a Cristiano Ronaldo para levantar la ansiada Copa de Europa, pero ese partido parecía mero trámite. La genuina final adelantada ya se la había ganado a los alemanes.

Entonces Griezmann desapareció. Cristiano Ronaldo se lesionó, pero aún así demostró más peso y jerarquía que los de rojo, blanco y azul, todos juntos. Fiel al guión del 96% de las finales, el partido se fue a tiempo extra y ahí volvió a ganar quien menos lo buscó. Como es de sobra sabido, los de Cristiano y Pepe se habían colado en la final sorteando rivales de dudosa monta, terminando con aquellos indefensos británicos a quienes Gareth Bale supo empujar en semifinales.

Esa fue la increíble y triste historia de cómo el Real Madrid ganó la Champions pasada. ¿O se trata del no menos deprimente e inverosímil relato de cómo es que Portugal levantó la última Eurocopa? Sea lo que sea, ¡qué chafa déja vu!