Gol de Stoichkov. Penal a Zague. Roja a Luis García. Mejía Barón no mete a Hugo. García Aspe se jala los pelos. Campos detiene el primer penal. Jorge Rodríguez escupe indolente. Gol. Gol. Gol. El rival festeja haciendo bolita. Un búlgaro aprovecha la ocasión para someter a colonoscopía a su compañero. Tú lloras. Yo lloro. Pero ellos agotarán pronto su reserva nacional de lágrimas, pues no vuelven a ganar ni un partido de Copa del Mundo. Hoy Bulgaria está eliminada por quinto Mundial consecutivo.
Gol de Luis Hernández. Matador. Matador. Matador. Matador. Matador. Matador. Poste del Cabrito. Luis Hernández falla solo. ¡Tronco! ¡Maleta! ¡Pendejo! ¡Pelos de pájaro! Gol de Klinsmann gracias a Lara. Cabezazo de Bierhoff. Yo maldigo. Tú maldices. Y la maldición le cae a Alemania que, sin saberlo, inaugura la sequía más prolongada de su historia: 18 años sin ganar nada.
Cuatro de la mañana, de visita con alguien que tiene la mugre de DirecTV en casa. Gol de McBride. Gol de Donovan. Homenaje del Vasco a García Aspe. Entrada de cárcel (15 años adelantada) para Rafa Márquez. Yo me largo a dormir. Tú te largas a dormir. Pero quien se duerme y no despierta más es Estados Unidos. Su futbol estancado desde entonces, hoy tiene un pie fuera del Mundial.
Ole. Gol de Rafa, queda absuelto de todo cargo de aquí a 10 años. Ole. Gol de Crespo o autogol de Borgetti, da igual. Ole. ¿Por qué chingados tuviste que nacer, Maxi? Cuatro años. La gorra de Javier Aguirre habla en conferencia de prensa. Bofo titular. Gol de Tévez en fuera de lugar. Ricardo Osorio la caga. Yo miento madres. Tú mientas madres. Pero las mamás de Messi, Higuaín y compañía pronto se llevarán de calle el récord mundial de evocaciones soeces. Hoy Argentina, como EEUU, está muy lejos de Rusia 2018.
Gol de Gio Dos Santos. Piojo se echa atrás. Memo no sale. Empate al 87. Robben cae en el área. No era penal, pero va a ser. No era penal, pero es. No era penal, pero ya fue. Yo lo niego. Tú lo niegas. Pero luego será Holanda quien no acepte la cruel realidad. Hoy no es más que un bonito recuerdo en los grandes eventos balompédicos del pasado. Como Bulgaria.
Quien llora al último, llora mejor. ¿Siguiente…?