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Sobre ruedas

El bólido tricolor no arranca. Y cuando lo hace da jalones (que originan goles a balón parado). Cuando se topa con tráfico camino al área contraria, no se le prenden las luces. El equipo no está debidamente afinado, a su circulación de balón le falta lubricante, sus volantes carecen de dirección hidráulica. 

Un mecánico cualquiera diagnosticaría que, al no llegar agua a la matriz del radiador, los carburadores no funcionan bien y eso provoca una baja potencia en el motor. Un especialista expondrá que el problema es que los mediocampistas presionan, al tiempo que los defensas reculan y ese cortocircuito regala espacios al rival. El 99% restante les dirá que todo es culpa de las rotaciones, sin siquiera tomarse la molestia de analizar el historial de alineaciones y balanceos.

En realidad el tricolor es un buen carrito, pero no está hecho con fibra de carbono, ni tiene motor turbo, ni cuenta con aleaciones de titanio que le hagan volar al gusto de prensa y afición. Sus fallas están, principalmente, relacionadas a la calidad de los materiales.

Cualquier mecánico o periodista honesto, si aún quedan ejemplares en tan similares gremios, reconocerá que el mayor problema es que el coche hace mucho pinche ruido y no tiene amortiguadores que serenen al espectador. Demasiados kilómetros: eliminatorias, amistosos, Copas América, Oro y Confederaciones, amén de Mundiales… la autopista está llena de baches y a fuerza se ha de caer en alguno. Adoptar el sistema Hoy no Circula en la selección para, de perdis, reducir los partidos moleros sería un buen inicio. 

La última vez que México vio la bandera a cuadros con equipo alternativo fue en la Copa Oro 1993, jugada en casa. Las medicinas o detergentes de marca libre pueden salir buenos, pero los coches y las selecciones son harto más delicados, pues tienden a sobrecalentarse con suma facilidad.

La suspensión y el humo que produce el conductor tampoco ayudan a disipar la neblina camino a Rusia. Sin embargo, culpar al chófer otra vez y pensar que correrlo es la solución es, simplemente, no saber nada de autos.