Viajaron en primera clase, caminaron sobre alfombra roja, se acostaron con morenas despampanantes y comieron caviar en sus castillos de cristal. Pero éstos eran rentados. Tarde o temprano el casero reclamaría su propiedad y ellos tendrían que volver a sus departamentos, transporte, dieta y rutina clase medieros.
Los ingleses han vuelto y no hay sillas para todos. Tras cortejar a la Champions en años recientes como si fueran de su nivel, hoy Monaco, Atlético de Madrid y Borussia Dortmund están prácticamente eliminados en apenas tres partidos.
Unos creen que su liga, la Premier, les desgasta tanto semana a semana que no pueden poner el piloto automático en casa y acelerar en los partidos de Champions League, como hacen Bayern, PSG, Barcelona, Juventus o Real Madrid. Otros culpan al calendario: esos partidos de finales de diciembre que funde a los clubes ingleses mientras el resto recarga pilas en la playa. Los demás creen que es un problema táctico: los clubes ingleses están acostumbrados a las libertades de su liga y cuando salen de su burbuja no encuentran respuestas a los problemas del mundo real. La evidencia es que los equipo de la isla dieron pena durante más de cinco años en una competición de nombre inglés y dominio español.
No siempre fue así. Entre 2005 y 2009 había que fijarse en el diseño del balón para distinguir entre las semifinales de la FA Cup y las de Champions League, con tres comensales casi permanentes entre los cuatro finalistas.
En esta década, la de los dieces, Inglaterra ha ofrecido las mejores transmisiones televisivas, los uniformes más limpios, los campos más verdes, los aficionados más fieles, los futbolistas más caros, los partidos más emocionantes y los ridículos europeos más sonoros. Hasta que Klopp, Conte, Guardiola, Pochettino y Mourinho llegaron a resolverlo. O al menos, en eso andan.
A nivel de selecciones y aunque no hay apenas vacantes para futbolistas nacionales en la Premier League; la selección inglesa sub 20 ganó el Mundial pasado, la sub 19 se llevó la Eurocopa, la sub 18 conquistó el Esperanzas de Toulon y la sub 17 apunta ya a semifinales de su Mundial. Buenos días, Inglaterra. Ya era hora.