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Subcomandante

Si Cristiano Ronaldo anotaba 3 goles, Messi metía cuatro. Cuando Cristiano se quitaba a cuatro rivales de encima para meter un gol, Leo se sacaba a cinco… además de al portero. No importa cuántos frijoles comiera el portugués, con toda seguridad los pedos del argentino tronarían más fuerte al día siguiente. Hoy se habla más que nunca de Cristiano Ronaldo, casualmente justo cuando la lesión de Messi lo permite. 

Estamos en medio de una salvaje campaña propagandística, consciente de que éste es un momento irrepetible para que Cristiano gane el Balón de Oro que tanto le obsesiona. Magnificar un chistorete de Blatter y acusar a FIFA de teorías conspiratorias en contra del astro del Real Madrid han sido artimañas tan exitosas que consiguieron que las votaciones fueran anuladas y repetidas tras la gran exhibición del 7 en Suecia, a ver si así logran encumbrarlo como Balón de Oro ‘Legitimo’.  

Resulta de pronto que ganarle a la desabrida Suecia en un partido de repechaje es toda una hazaña y no un simple extraordinario al cual los liderados por Cristiano Ronaldo se vieron sometidos tras reprobar el examen de Rusia. La efervescencia del presente es cegadora, pero la realidad es que el Portugal – Suecia no fue sino un partido de grado de dificultad mediano. Los juegos grandes, aquellos que determinan tu puesto en la historia se juegan unas cuantas veces en la carrera de los futbolistas más brillantes. Cristiano ya ha logrado jugar tres de esos: en Lisboa lloró a moco tendido la tragedia sufrida contra los griegos, en Moscú falló un penal contra el Chelsea y en Roma vio pasear el balón entre las piernas del Barcelona. Tendrá que librar muchas batallas para acceder a una cuarta oportunidad.   

Hay veces en las que un determinado jugador, por bueno que sea, es incapaz de traducir su aportación goleadora en trofeos colectivos y entonces, en la mayoría de los casos, le toca emigrar a un club donde sus compañeros si lo merezcan. Cuando juegas en el Real Madrid, metes y metes goles pero no ganas nada, algo estás haciendo mal. Forzosamente. A lo mejor estás dejando mucho espacio a tu espalda, tal vez hagas trabajar de más a tu lateral izquierdo, puede ser que seas una avenida ideal para los latigazos del lateral derecho contrario en partidos clave. A lo mejor eso no le pasa a Ribery…