Ganar la Liga MX es relativamente fácil. Tienes dos oportunidades al año y los presupuestos de los equipos no son tan dispares. Puedes hacer un torneo mediocre, ganar tres partidos en liguilla y chachachachán: ya saliste campeón. Pero Cruz Azul lleva mucho más de 16 años sin lograrlo. En realidad han pasado 31 torneos desde que Comizzo le regaló su título más reciente: el único desde 1980. Ha fracasado en 50 de sus últimas 51 ocasiones de poner su nombre en la lista de campeones del futbol mexicano. Cuando parece que ya es demasiado, la agonía no hace sino prolongarse seis meses más.
León ascendió tras quedarse 10 años en la orillita. Atlético doblegó al Madrid luego de perder 25 veces seguidas. Robben ganó la Champions tras perder dos orejonas y una Copa del Mundo. Se acaban las maldiciones y Cruz Azul nomás no se entera.
Hay maneras de perder. Hacerlo con un hombre más durante 110 minutos, con dos goles de ventaja y terminar colgado del travesaño con los labios besando la imagen de Chuy Corona para que llegaran los penales redefine lo patético.
La desgracia azul es la única certeza que nos queda en el azaroso futbol. La única apuesta segura es ir en contra de Cruz Azul: eterno rehén del ya merito. Me pone hasta nervioso descubrir que sea estadísticamente posible perder tantos partidos cruciales con todo a favor, que el final se repita fielmente dos veces al año y que sus aficionados, tan habituados a la desgracia como a respirar, refuten el ineludible destino: unos nacieron para ganar, Cruz Azul nació para hacer reír.
No es el equipo de los ricos, ni el de los pobres. No juega con puros mexicanos, ni trae a los mejores extranjeros. No apuesta decididamente por la cantera, ni tampoco por la cartera. No tiene un estadio grande, ni tampoco hostil. Su afición no es la más numerosa, ni la más apasionada. No es el equipo de Hidalgo, ni el del DF. Es el equipo de una cementera y sólo su cruelmente divertida tragicomedia lo hace especial. Chivas cada 10 años, América cada seis o siete; prácticamente todos los equipos mexicanos ganan de vez en cuando. Si Cruz Azul hubiera salido campeón, habría perdido lo único que lo diferencia del resto.