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De la Bella a la Bestia

Un niño de 10 años burla el aparato de seguridad para abrazar a su ídolo en la presentación de Beckham, en un guión capaz de hacer llorar a cualquier director de Broadway. Tiempo después otro niño, éste de 30 años, se las arregla para, en plena final de la Eurocopa, aventar una bufanda en la cara de Figo, en una oda a la expresión sin violencia.

Entre ambos episodios, Arsenal finalizó invicto la Premier, Shevchenko bordó el 17º scudetto en la camiseta del Milan, el Barcelona se pasó un año más sin ganar ni un refresco, y el Madrid fue aun peor que el Barça. En tanto, Porto y Valencia, sin olvidar al Once Caldas, eran los grandes triunfadores del ejercicio 2003-2004.

Treinta y ocho partidos después, concluimos que los medios pudieron con Beckham, al provocarle el síndrome Kournikova. Buen jugador, algo lejos de los mejores, hasta que el entorno lo superó, arrojándole a la mediocridad. Ni Pier Luigi Collina es imune a este mal.

La temporada había terminado, pero se venía el mejor verano posible para ser amante incondicional del futbol. Y así, por nuestras retinas un tal Charisteas bautizó el Da Luzazo, a continuación Adriano provocó un clamor en Argentina que exigía antidoping a Bielsa y días después, el mismo, ahora de la mano de Teves conquistó el primer titulo olímpico de la historia albiceleste.

Un año basta para provocar una metamorfosis en las portadas. El rostro de Beckham se deformó en Teves. Después de unas vacaciones que no le dieron tregua ni al experimentado aparato mediático de cada año empeñado en convencernos de que Owen es un fuera de serie, la temporada 2004-2005 está al aire.