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Alemania 21

El hundimiento italiano, el aterrizaje español, la vuelta de Brasil al trono. Sudáfrica 2009 puso a cada uno en su lugar. ¿Y Alemania? ¿Dónde quedó Alemania?

Mientras la Canarinha deslumbró en Johannesburgo, la Mannschaft ratificó su reinvención en Malmö. Tendrán que buscar en el espacio más marginal del periódico para saber de qué les hablo, pues a primera instancia, que Alemania ganara la Eurocopa Sub 21 por primera vez en su historia resulta una noticia irrelevante. Y no lo es.

Vi festejar a los alemanes un montón de veces, pero jamás con tanta efusividad como ayer. La inusitada enjundia no es producto de la juventud de sus futbolistas, sino de la sangre que corre en sus venas.

No es un fenómeno similar al ocurrido en Francia u Holanda, que hace tiempo alimentan a sus selecciones con jugadores nacidos en sus colonias. Tampoco es que exista el fenómeno de naturalización por conveniencia como ya saben dónde. Lo que Alemania gesta es una poderosa selección de inmigrantes criados en su país.

El equipo que goleó 4-0 en la final a Inglaterra, está formado por dos nigerianos, dos tunecinos, un ruso siberiano, un polaco, un ghanés, un iraní, un turco, un serbio, un gringo, un español  y hasta un puñado de nietos de la Alemania nazi, minoría en el cuadro titular. Lo mejor de todo es que esta selección multicultural exhibe el inconfundible sello teutón: perfección táctica, mentalidad inquebrantable, velocidad y potencia. El origen de sus futbolistas será distinto, pero su genoma es tan germano como el de Bismarck o Beethoven.

Luego de ganar 2 Mundiales y 3 Eurocopas en 25 años, Alemania se tomó una siesta.  Hoy es el campeón europeo en todas las categorías menores (sub 17, sub 19 y sub 21). Mañana el futbol volverá a ser un juego de 11 contra 11, en el que siempre gane Alemania.