Categorías
Periodismo Deportivo

La Mujer de Federer

¿A quién se le ocurre hablar de Cristiano Ronaldo justo ahora? ¿Cómo atreverse a analizar la actuación de nuestra selección en la Copa Oro?

No amanecí transformado en voz autorizada del tenis, pero como integrante responsable de la prensa deportiva y sobre todo, en gratitud a ser contemporáneo de semejante prócer, decidí que no dedicarle mi espacio en el periódico sería poco más que un agravio. A Federer le escribo gratis.

De no ser por las narices de un portento llamado Rafa Nadal, Roger se hubiera consagrado el mejor de todos los tiempos mucho antes de antier. Pero el tenis es también planeación y administración de esfuerzos… y al español le duró un año el gustazo de ser el primero del ranking.

Por su culpa conocimos a un Federer distinto, frágil. Capaz de caer mil veces con Murray, de romper su raqueta ante Djokovic, de llorar a moco suelto porque perdió otra vez contra Nadal. Su sufrida victoria del domingo contra Roddick también fue más humana si la comparamos con tiempos mejores.

Tras haber ganado más veces que nadie en el territorio de lo divino y ahora también en el terrenal, dentro de sus cuatro superficies; Roger tendrá la mayor alegría de su vida el próximo mes, cuando se convierta en papá. Para emprender semejante aventura, eligió a una mediocre ex tenista eslovaca de belleza discutible: la novia que le apoya desde que era el 64 del mundo y aún no alzaba título alguno.

Luego el suizo ganó 60 torneos, 15 de Grand Slam, entre los que se cuentan ya seis trofeos de Wimbledon. Desde entonces sumó 50 millones de dólares en ganancias (y mucho más en patrocinios), rompió sinfín de récords, cambió de entrenador un par de veces… y se mantuvo fiel a su media naranja de sesenta y tantos kilos. Además de ser el mejor de la historia, parece claro que Federer es un buen tipo.