Categorías
Sin categoría

Almas gemelas

De la torre no va a caer, está claro. La libró contra los japoneses, las aguas volvieron a su cauce y su renuncia al cargo ahora es un sueño imposible. Todos mueren menos Chapo, nadie tiene chamba excepto Chepo. Y así nos va.

México ha fracasado este año bajo sus órdenes. Hambre no le falta pero se encuentra sin ideas por derecha, sin variantes por izquierda.  Se ha bajado los pantalones una y otra vez ante el traidor de Carlitos, como si en verdad él pudiera solucionar nuestra falta de recursos. Ahora, sin ningún referente, nos queda invocar al fantasma de Aspe para capitanear el barco. ¿Y qué decir de Cuauhtémoc? Ese viejito que sigue vivo y coleando, y al que pasando por alto su corazón amarillo, tanto le debemos.  

Encima de limitado, el tipo es un arrogante y a sus 46 años las críticas le hacen lo que el viento a Efraín Juárez. Total, a pesar de sus malos resultados tiene el puesto más asegurado que Deschamps. 

Sus triunfos en Toluca tuvieron demasiado peso y acabaron por catapultarlo al lugar soñado: ahí donde cien millones de mexicanos opinamos, uno es el que decide. ¿Herrera lo haría mejor? Obviamente no. El problema de siempre es que él y su equipo no representan nuestros intereses sino los de Emilio Azcárraga. Nuestros dirigentes son unos corruptos, Televisa toma las decisiones y los números están a la vista. Lo sabemos todos pero resignados, no exigimos nada. Deberíamos aprender de los brasileños: les va mil veces mejor y aún así se la pasan quejando.

No es que los que estuvieron antes en el timón nos llevaran precisamente a la gloria.  De hecho, aceptémoslo: el Tricolor desde 1930 siempre ha sido una basura. Si al menos no llevaran los colores de la bandera, nos haría enojar menos. 

Andrés G es un fraude pero no es el único: que se lleven también a Reyna y a Moreno. Y de paso a Márquez (tan cómodo en Guanajuato), a Aguirre y a Osorio, por los malos recuerdos. Y que no se olviden de parásitos del presente y pasado como Sandoval y Medina. Ni del Mazo González, ni del Maza Rodríguez,  ni del Mazo Maza. Esos son peores que el protagonista de esta novela: el guapo de Peña (no confundirlo con el Gullit.)