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Réquiem por el Tri

A la Selección Mexicana la han eliminado de 14 Mundiales, 8 Copas América, 5 Confederaciones y 4 Copas de Oro. Es, ha sido y probablemente será un equipo vencible. Durante muchos años murió de inocencia, rasgo incompatible con los parámetros que exige la selección natural a quienes optan por la supervivencia. Superada una larga virginidad de victorias, en los tiempos modernos la selección ha muerto a veces de soberbia, otras de avaricia y las más, de pura ineptitud.

En 1994 el Doctor Mejía Barón, paralizado, no supo evitar la muerte súbita contra Bulgaria. En 1998 Manuel Lapuente decidió aplicarle eutanasia contra Alemania. En 2002 el paciente cayó víctima de un silencioso cáncer terminal que la quimioterapia del curandero Aguirre parecía haber combatido con éxito. Algunas veces sobrevivir es mera cuestión de suerte. Y en 2006 nuestra selección estuvo a la hora equivocada y en el momento justo para que la partiera un rayo. En 2010, en cambio, se fue de pura tristeza. Contra Argentina, La Volpe murió matando y Aguirre optó por el suicidio. El resultado fue el mismo, más no el recuerdo. La memoria nos hace respirar aun cuando estamos enterrados.

Morir y que otros puedan vivir de tu recuerdo no es una mala opción para quien de todos modos está condenado a convertirse en polvo. México ha muerto tanto de causa natural como envuelto en medio de trágicos accidentes. Muchas veces falleció prematuramente y otras tantas porque ya le tocaba. Hemos visto perecer a nuestra selección de mil maneras. Y por descontado, la acompañaremos en su lecho mil veces más.

Ha tenido reencarnaciones buenas, regulares y malas pero ni siquiera las vidas en manos de los peores cirujanos (Meza, Eriksson, Hugo…) parecieron del todo inútiles. La selección del anestesiólogo de la Torre no pasará a la historia como la más ganadora, ni la más perdedora. Pero con mejores y peores anécdotas, ha desperdiciado su vida; y ya se le ve grandecita como para enmendar el camino. Morir de nada es sin duda la menos dolorosa de las muertes, pero es quizás la que más pena causa entre los seres queridos. Que se canse en paz.