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Fútbol mexicano Liga MX

Asco

En 1979 descendió el Veracruz. Tiburones intentó regresar por la vía natural, pero tras tres o cuatro años descubrió que ascender no era tarea fácil, así que mejor desapareció. Encontró en 1989 un método mucho más sencillo de volver a primera: compró al ascendido Potros Neza y ¡chachachachachachán… el puerto volvía a tener futbol profesional! 

No por mucho. Tras acumular tres temporadas indignantes, en 1998 Veracruz volvió a donde pertenecía: la Primera A. Cuatro años después volvió ¿cómo no? usurpando a un equipo que sí se había ganado su lugar en primera por la vía deportiva. Y ¡Abracadabra… Irapuato se convertía en Veracruz! 

Pero como les ocurre a final de cada década, en 2008 los jarochos volvieron a descender. Siempre incapaces de establecer un proyecto que les lleve a la élite por la vía ética, la única manera de recuperar plaza en primera fue a través del campeón y ascendido La Piedad. En 2013 los Reboceros pasaron a ser, tras Irapuato y Potros Neza el tercer club sacrificado para resucitar a un equipo de mierda… que volvería a descender en 2019.

Una vez más Veracruz nos ha tomado el pelo. Para que pueda seguir jugando (mal) al futbol en primera división, esa estafa llamada Liga MX tendrá 19 equipos, con toda la desnaturalización que genera un número impar de concursantes en una contienda deportiva.

La monserga de ver descansar a un equipo por jornada ocurrió ya en 1995, cuando desaparecieron a la UdeG. Y aún más reciente en 2001, cuando Atlante no quiso descender y entonces no descendió, aunque le tocara. 

Lejos de evolucionar, nuestro futbol está en la misma alcantarilla en donde se encontraba atorado a principios de siglo: con 19 equipos, sin descenso, vanagloriándose de un modelo de multipropiedad que atenta contra el principio más básico relativo al conflicto de intereses. 

«El futbol ya cambió. Estamos en tiempos muy diferentes», proclamó ayer el dueño del Santos cuando oficializó la compra del Atlas. La mitad murió de risa, la otra mitad hicimos malabares para sobrevivir al monumental asco.