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Casi (llas) galáctico

Glasgow, 15 de mayo de 2002. Liderado por un genial Michael Ballack, el Bayer Leverkusen ganó la primera Copa de Europa en su historia. Real Madrid se fue al descanso con el marcador a favor merced a una magistral bolea de Zinedine Zidane, pero la novena tendría que esperar, pues en una épica reacción los alemanes aprovecharon 20 minutos de exceso de confianza en su rival y Basturk, primero; Schneider y Neuville, después acabaron por machacar a los merengues.

Así de cruel habría sido la historia con el francés de no ser por Iker Casillas. Aquél mocoso salió del banquillo en el minuto 67 e hizo tres paradas imposibles, cuando los blancos estaban completamente desbordados. Sólo por eso, el gol de Zidane pudo ser algo más que una anécdota.

A partir de entonces, Iker se acostumbró a salvar el pellejo de sus compañeros miércoles y domingo. A colgar inmerecidos ceros en su portería… Y a contemplar cómo los cheques plagados de ceros son justo para quienes lo ponen en aprietos partido sí y partido también.

Sin él, Real Madrid no sólo se habría privado de la novena Copa de Europa, sino que estaría condenado a las vergüenzas de la media tabla desde hace mucho tiempo. Pero nadie le llama galáctico. Para ello se necesita haberle costado una fortuna a Florentino Pérez o al menos tener al lado a una mujer de película. Y el bueno de Casillas no costó un Euro. Ni siquiera sabemos si tiene novia.

Con 23 años pocos porteros han debutado, y él ya suma 300 partidos, 2 Ligas y 2 Champions. Sin embargo los números no lo hacen diferente y sí su forma de salir al campo: con el hambre de quien no tiene seguro el puesto ni para el próximo partido.

Por si fuera poco, se siente tan cómodo con los micrófonos como con los guantes, y a diferencia de los demás da la cara siempre: gane o pierda. Jamás lo oiremos recurrir al manual internacional de respuestas del futbolista y esto se le reconoce poco, aunque no es nada para quien gana Copas de Europa y ve cómo se las celebran a otros.

Iker no lo sabe, pero lo mejor que puede ocurrirle es que Florenstein complete con él su peculiar poker de despropósitos, del que ya forman parte Milito, Makelele y Etoo.

Irse al Manchester será un paso difícil para un madridista como él, pero hasta no tomar la autopista que lo saque del club, no será valorado como merece. Pues aunque por ahora nadie se atreve a decirlo, Iker Casillas es el mejor portero del mundo. Lo es.