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Entre tetas y tentáculos

Pelé y Cruyff nunca fueron al mismo Mundial, del mismo modo que los caminos de Maradona y Zidane jamás se toparon con una intersección. Cristiano Ronaldo y Lionel Messi en cambio, coincidirán por tercera ocasión en una Copa del Mundo, esta vez en el que se supone es el pico de sus legendarias trayectorias. Este argumento bastaría para pensar en Brasil 2014 como contendiente al mejor Mundial de todos los tiempos, aunque de antemano sepamos que no lo será.

Lo primero que relacionamos con México 86 es la mano de Dios. Italia 90 nos salpica directamente con las lágrimas de Maradona producidas por el penal de Codesal. Pensar en Estados Unidos 94 es pensar en Romario. Francia 98 es a Zidane lo que Corea-Japón 2002 a Ronaldo. Alemania 2006 nos conduce irremediablemente a la contracción de Materazzi. Observen cómo durante 20 años Maradona, Ronaldo o Zidane acaparan casi todas las postales históricas de las Copas del Mundo. 

Messi y Cristiano eran unos mocosos en 2006 y desperdiciaron su adolescencia en 2010, cuando cedieron sus derechos en la memoria colectiva a personajes tan atroces como Larissa Riquelme o el Pulpo Paul, cuyos restos descansarán por siempre en el salón de la fama a lo más recordado del Mundial de Sudáfrica, colgados en una pared adornada por vuvuvelas, junto al gif donde Iker y Sara se besan en la boca a mitad de la entrevista. Y eso que Twitter y Facebook aún ensuciaban sus pañales por entonces. 

Brasil 2014 será el Mundial de las Redes Sociales. Los futbolistas, ya de por sí exhaustos por las inclemencias del calendario, la tendrán en chino para imponerse a sus impares contendientes en la búsqueda de hacer historia. Donde antes, a una semana del Mundial, las personas postulaban a sus aspirantes a nuevo Pelé; hoy lo que hace medio mundo es formar a su mascota para relevar a los proféticos tentáculos del acaecido crustáceo, mientras la otra mitad publica su desesperada candidatura para heredar las glorias del silicón paraguayo.