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La batalla del Olimpo

No conocen ni la forma de un trébol. El año pasado calificaron a la Champions de panzazo, en esta temporada hicieron 30 puntos menos que los campeones de sus ligas, y por si fuera poco, los echaron de sus respectivos torneos de copa desde hace muchos meses.

Vamos, que por mafioso el Milan casi se queda sin jugar la Champions y, paradójico, Berlusconi tuvo que apelar a la cosa nostra para evitar la sanción y así entrar a la fase previa: esa que siempre juega el Liverpool. Ya no se trata de que los reds no hayan salido campeones de Inglaterra desde 1989, sino que apenas una vez lograron salir segundos desde entonces.

Pero a la hora buena Kaká demostró que es mucho más jugador que Cristiano Ronaldo, mientras Benítez le impartía una cátedra más a Mourinho. Otra vez, Milan y Liverpool probaron que son los mejores.

Es verdad que Il diavolo se ha convertido en un equipo viejo. Por eso ahora es incapaz de aguantar el trote en las tres competencias, y este año ni siquiera pudo aprovechar la histórica oportunidad de, por una vez, no tener que vérselas con la Juventus. El oportunista Inter sí que lo hizo, y sin embargo no puede restregar el scudetto en la cara del vecino, porque éste está en la final de la Champions.

Y es que el Milan es un club de Champions League que los fines de semana juega en la Serie A… y no viceversa.

Algo así ocurre con el Liverpool. Su técnico, que promedia un título por año (dos ligas de España, una Copa UEFA, una FA Cup y una Champions en cinco temporadas) ha encontrado la carretera económica hacia la gloria: Más vale jugar a muerte los 15 partidos de Europa que los 38 de la isla.

Dejar en el camino al Barcelona y al Chelsea se escribe fácil. ¿Pero cómo le hizo? Podemos hablar de sinergia de orden, espíritu e inteligencia en sus filas. Dicho de otra forma, son un auténtico dolor de huevos.

Las camisetas más pesadas de Europa, junto a la del Real Madrid, se enfrentan otra vez en las nubes. Apenas dos años y 1,136 km separan Atenas de Estambul: La batalla del Olimpo promete ser tan épica como la de Constantinopla.