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Liga Acolchonada

El Atlético de Madrid juega bien al futbol. No entretiene a un chango, no atrae una mosca… pero juega bien al futbol. No pierde tiempo en la búsqueda de maquillar sus limitaciones y se enfoca en dos quehaceres fundamentales: sacar máximo provecho de sus cualidades y, sobre todo, esconder las virtudes del rival.

No es tanto que el Atlético haya subido notablemente su nivel. Ocurre que Real Madrid en su enfermiza inconsistencia y, sobre todo, el Barcelona en su franco declive, están por debajo del rendimiento de otros años. El equipo de Simeone vuelve, como ya hizo en 2014, a servirse de la deflación de la liga española. Con los mismos recursos (ahora con línea de tres centrales, sí) le alcanza para mucho más que antes.

Si un partido cuesta 311 pesos y 26 centavos, el Atlético saca 311 pesos y 26 centavos. No esperes a que pague con billete de 500, ni siquiera que ponga 320 o 312 pesos sobre la mesa. Sacará centavo a centavo durante 90 minutos hasta completar la transacción. Puede que tenga más en la cartera, pero su desconfianza en el prójimo le inhibe de toda generosidad.

Este año le sale todo bien. Aparte del nivel mundano del Madrid y deprimente del Barça, sus goles están cayendo en momentos cumbre. Y los favores arbitrales hacen puntual acto de presencia partido a partido, con la ventaja de que son ayudas fantasma: nadie parece verlas si no aparecen en los partidos de Real Madrid y Barcelona, caldo de cultivo para la esquizofrenia.

Novecientos treinta y dos millones y medio de Euros se ha gastado el Atlético en fichajes desde que salió campeón en 2014. Es el argumento preferido de sus detractores. Lo que callan es que, en ese mismo tiempo, Simeone ha ingresado 837 millones de Euros en ventas. Es decir que desde entonces no ha invertido ni siquiera 100 millones en refuerzos.

Hay equipos que se dejan golpear, conscientes de que ellos pegan más fuerte. El Bayern Munich es uno de aquellos. Es como el bully de las películas. El que te dice con la guardia baja: “golpéame, golpéame tan fuerte como puedas… pero más vale que me mates para que no me levante”. Y el Bayern suele levantarse para que le salgan las cuentas. Al final, no importa cómo le queda la cara después de la batalla, porque a su rival le va peor.

El Atlético es todo lo contrario: hace poco daño, apenas el justo y necesario. Pero su gracia está en no permitir que le toquen. Así se hizo millonario Floyd Mayweather y así consiguió Diego Pablo Simeone convertirse en el técnico mejor pagado del mundo. No se retirará invicto, pero si le alcanza gana.