“El obrero tiene más necesidad de
reconocimiento que de pan”
– Karl Marx –
En el más allá William Shankly baila con júbilo al son de los Beatles y a su lado, León Trotsky entona desaforadamente “A las barricadas”.
Porque la victoria del Liverpool nos explicó nítidamente a qué se refería Albert Camus cuando confesaba que su noción de moral y de las obligaciones de los hombres se la debía al futbol. Sí. Pues sólo bajo este enfoque podemos comprender cómo un equipo inferior es capaz de sobreponerse a un 0-3 en una final de Copa de Europa.
Pero también constituyó la reivindicación de un socialismo que después de todo no ha muerto, pues de vez en cuando se deja ver en algún estadio de futbol. Como en Estambul. Allí fuimos testigos del triunfo del rendimiento colectivo en base al esfuerzo de cada individuo, sobre el neoliberalismo hecho club de futbol por obra de Berlusconi.
De entre todo el plantel que levantó la Copa de Europa, apenas Alonso, Gerrard o García aspirarían a entrar con calzador en el top 100 de los mejores futbolistas del momento; el resto son jugadores medianos que con ayuda mutua, fe ilimitada y el mejor entrenador del mundo llegaron a lo más alto.
En cambio, Owen se dejó seducir por el caviar y abandonó la mermelada para jugar en un equipo que enarbola los ideales opuestos: la obsesión de ser superior cueste lo que cueste, sin lugar para la moral. Pero el futbol es mucho más que acumular bienes capitales… Y por eso Dudek paraba el penal de Shevchenko, mientras Owen se comía los mocos frente al televisor.
“You’ll never walk alone” es algo más que un himno: Es un guiño para superar al individualismo que tanto daño ha hecho a la humanidad. De contar con los medios necesarios, probablemente el Liverpool también se dedicaría a comprar a los más caros. Aunque yo prefiero pensar que el color rojo de su indumentaria no es casualidad.