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No te Vayas mas

Los acusaron de ser un equipo integrado por viejos decrépitos, yo el primero. A Ronaldinho no lo bajaron de borracho asqueroso, empezando por mí. De Leonardo se dijo que era un torpe experimento para emular el milagro Guardiola, y lo dije yo primero.

¡Qué ceguera! ¡Vaya gazapo! Tres meses después de nadar en la inmundicia, el AC Milan es como siempre, el único equipo que da gusto ver jugar en Italia; el crack vuelve a ser aquello que nunca debió dejar de haber sido; y su novel entrenador tiene a Il Diavolo a 6 puntos del Inter, con un partido menos… ¡y el clásico lombardo está en puerta, programado para este domingo!

Si bien el estado de gracia del Milan y el enorme mérito de su técnico para revertir las feroces críticas con base en un estilo preciosista y letal, apenas equiparable con el practicado por Arsenal, Barcelona o Girondins en toda Europa, merecen un análisis a conciencia; hoy quiero detenerme en ese hombre que, de mantener su forma por tres meses más, tendrá que llenar la vacante para completar el medio campo en el que se han enraizado  Gilberto Silva, Felipe Melo y Kaká. Si Dunga pretende competirle a España en la final soñada de Sudáfrica 2010, requiere de Ronaldinho. De este Ronaldinho.

A principio de temporada, y luego de cumplir un ciclo mundialista perdido en la parranda, el futbolista más importante de la década pasada no estaba menos muerto que Elvis o Pedro Infante en nuestros corazones. Sin embargo, semana a semana Ronaldinho manifestó una mejora, al principio solo palpable por la minoría optimista y hoy, reconocida por todo aquel que sea capaz de ver un poco más allá de sus narices.

No voy a perderme buscándole explicación a su insospechado retorno cuando lo único acontecido es que los genios son así: impredecibles, anárquicos. Hoy, los enamorados del futbol en estado puro estamos felices. Pero mantenemos la guardia: quien te traicionó una vez, no se tentará el corazón en hacerlo de nuevo.