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Brasil 2014 Reflexiones Mundialistas

14 Reflexiones de Brasil 2014 | Día 18

1. Sin lana, tristes y borrachos. El sueño mexicano se acabó en Fortaleza. Cierto que cualquiera pudo ganar ese partido… pero lo perdió México. Sí: estamos para pelearle de tú a tú al que sea… pero el que sea también está para pelearnos de tú a tú a nosotros. Morimos con la cara al sol… pero morimos. Ahora toca soplarle otra vez al globo verde. De inmediato nos dicen que la prensa internacional, como si no encontrara en qué gastar papel, no hace más que lamentar lo injusta que fue la eliminación de México; pronto nos ilusionarán con la llegada de un nuevo proyecto, y al cabo de cuatro años, estaremos otra vez para jugar el quinto partido del Mundial, como mínimo. Tampoco existen motivos para avergonzarnos, simplemente es cuestión de digerirlo: No estamos para semifinales. Jamás ganaremos un Mundial. (Cambien Leipzig por Johannesburgo y después por Fortaleza. Los Feverlievers sabrán que éste es el extracto de una columna escrita tras la eliminación de Alemania 2006, revisada y actualizada tras lo de Sudáfrica 2010 y que espero quemar de una vez por todas en Rusia 2018. Mientras tanto la vuelvo a archivar, por si acaso.)

2. Perder siempre duele. Pero hay equipos con los que te encariñas más y entonces, su caída lastima más de la cuenta. Es como llorar la pérdida de un ser querido que estaba sano y que aparte te caía bien por buen tipo. ¿Quién podría encariñarse y llorar por la selección del Bofo y Guille de hace cuatro años? Su derrota dolió, pero entonces asistimos al sepelio con la pena moderada que nos acompaña al velorio de ese tío enfermizo que siempre fue un cabrón.

3. Es importante entrar con todo a la cancha; es mejor salir con todo de ella. Es bueno proponer desde el minuto 1; es preferible hacerlo hasta el último. Está bien envolver y empaquetar al rival, sería mejor enviarlo a casa. Es adecuado trabajar un buen resultado, es primordial saber amarrarlo. Es importante jugar como nunca; es mejor ganar como siempre.

4. Parecía que esta selección era diferente. Esta generación con campeones del mundo sub 17 y campeones olímpicos era la llamada a romper paradigmas, dar un paso adelante, exorcizar al chamuco del cuarto partido. Pero es una más, como todas. A la selección de Mejía Baron, Jorge Campos y Luis García: madre de las selecciones ganadoras le ocurrió lo mismo en 1994. La espectacular selección de Lapuente, Cuauhtémoc y Luis Hernández pintaba para altos vuelos y se quedó en las mismas. La selección de La Volpe, Rafa Márquez y Borgetti fue la más estable de todas, la que tenía un estilo definido hasta que le llegó su hora, que fue la misma hora de todas las demás: ni muy temprano ni muy tarde. Podemos contar muchas historias en estos 20 años, hechos puntuales, anécdotas determinantes y factores externos que se cruzaron en el camino: el no ingreso de Hugo contra Bulgaria, los penales fallados, el poste del Cabrito, el fallo garrafal de Luis Hernández, la mala marca de Lara, el homenaje a García Aspe, la subestimación a los gringos, el autogol de Borgetti, el golazo de Maxi Rodríguez, la titularidad del Bofo, el oso de Osorio, el fuera de lugar de Tévez… Ahora la memoria recién barnizada de 2014 nos ahoga en pena con la pintura fresca de los clavados de Robben y los goles como cuchillos de último minuto. Al final de cuentas todas estas historias tienen un común denominador: el miedo a ganar. Miedo que cada cuatro años en lugar de erradicarse no hace más que expandirse y alargar su ya kilométrica sombra.

5. Pero bueno, tampoco dejemos que el sexto revés consecutivo nos ciegue del todo. Hoy la selección mexicana puso a jugar a 14 futbolistas, y sólo dos de ellos (Aguilar y Oribe) no tenían experiencia en el futbol europeo. Hoy México compite, no es menos que nadie y le da toque al que se le ponga en frente. Y eso que en términos generales a nivel directivo hacemos las cosas con las patas. Imagínense de lo que seremos capaces cuando lo económico ceda un poco ante los intereses deportivos. Nuestro futbol sigue sin estar entre los ocho mejores del planeta y el Mundial no hace más que su deber de recordárnoslo. No hagamos dramas ni exijamos lo que no nos corresponde.

6. Miguel Herrera perdió el partido en el segundo tiempo, cuando se echó para atrás y dejó de hacer lo que con tanto éxito exhibió durante los 325 minutos previos del campeonato. No supo amarrar el partido, sobre todo en los últimos 20 minutos de juego, cuyas fatales consecuencias se consumaron a partir del minuto 88. Ya puede culpar al árbitro lo que le de la gana y convencer a quien no lo conozca. Existen declaraciones predecibles y luego está Miguel Herrera culpando a los árbitros tras una derrota. Ya sabemos que cuando el Piojo pierde se le acaba todo el encanto.

7. Holanda es el eterno ya merito, un campeón sin corona vitalicio. Es como si hubieran nacido para perder. Su historia es la de un Edipo que justamente por querer burlar su destino acaba cumpliendo la profecía de los oráculos, la voluntad de los dioses. Son el México europeo y lo peor del caso es que nos remontaron con la pura camiseta.

8. México fue infinitamente mejor que Holanda en el primer tiempo. Holanda fue mejor -no infinitamente mejor pero bastante mejor- que México en el segundo tiempo. A México le perdonaron un penal del tamaño del estadio (primero Márquez, luego Moreno sobre Robben) en la última jugada del primer tiempo. En el segundo, el árbitro no se apiadó en un penal mucho más dudoso. El balance estadístico y arbitral marca un equilibrio casi perfecto.

9. México concedió 10 saques de esquina, perdió más balones que Holanda y recuperó menos. Tuvo menos tiempo el balón, cometió más faltas, totalizó menos llegadas, toques y disparos a puerta. México hizo suficientes deméritos como para merecerse la resolución del caso en tiempos extra. El veredicto de perder en tiempo reglamentario fue quizá demasiado severo pero de ningún modo puede clasificarse como injusticia.

10. La peor mentira de todas es que México jugó como nunca y perdió como siempre. ¡México jugó como siempre! Si siempre jugamos como nunca estamos cayendo en una elemental contradicción. Cada ocho años se repite la historia pero con mayor dosis de crueldad. Dominamos en 1998 a Alemania y perdimos. Contra Argentina dominamos en 2006 y perdimos, Ahora dominamos a Holanda y perdimos. Excluyo 2002 y 2010 porque México perdió claramente por diferencia de dos goles en ambas ocasiones. En el resto compitió: se puso arriba en el marcador y luego no tuvo manejo apropiado de partido. Es difícil manejar el partido cuando el rival tiene a Klinsmann, a Crespo o a Robben y tú lo que tienes es apenas un equipo.

11. Los equipos campeones, los cuadros históricos requieren de un mínimo de dos o tres figuras que le den el salto cualitativo a una buena y bien trabajada estructura grupal. De sobra sabíamos que México tiene algunas figuras que quizá algún día sean considerados para el Balón de Oro (Ochoa, Herrera, Moreno, Gio, Chicharito…), gente confiable de toda la vida (Márquez, Oribe, Salcido, Guardado…) y el resto cumplidores del montón (Maza, Aguilar, Layún…) Todos por ahora, muy lejos del top 50 universal. Nos llenamos la boca en los análisis previos asegurando que el juego colectivo de México tenía amplias posibilidades de imponerse a las individualidades holandesas, pero al final del cuento estas 14 reflexiones y todos los demás pensamientos que emanen de sus fuentes preferidas, bien podrían resumirse en que aquellos tienen a Arjen Robben y nosotros no.

12. ¿Qué tienen en común Brasil, Italia, Alemania, Argentina, España, Francia, Inglaterra, Holanda, Portugal, Uruguay, Bulgaria, Suecia, Rumania, Croacia, Dinamarca, Senegal, Corea, Turquía, Estados Unidos, Ucrania, Paraguay, Ghana, Colombia, Costa Rica y quizá a partir de pasado mañana Bélgica? Respuesta: Las 25 selecciones han llegado al menos una vez al quinto partido desde Estados Unidos 94. Aunque quedarnos por sexta vez consecutiva a las puertas de los ocho finalistas no nos hace peores que más de la mitad de ellos, el dato cala.

13. ¿Ardidos con los holandeses? ¡No temáis! En 2006 y 2010 nuestro verdugo Argentina perdió contra Alemania en cuartos de final. En 2002 Estados Unidos también perdió contra Alemania en cuartos de final tras dejarnos fuera. En 1998 fue Alemania el que nos dejó en el camino, sólo para perder en cuartos de final contra Croacia. En 1994 Bulgaria sí que avanzó hasta semifinales pero no pasó del cuarto lugar. En México 70 y México 86 que habían sido las únicas veces que el Tri pasó la fase de grupos hasta entonces, cayó ante el posterior subcampeón. La venganza de Moctezuma: Quien echa a México jamás levanta la Copa del Mundo.

14. Difícilmente servirá de consuelo, pero si Bélgica, Francia, Alemania y Argentina hacen buenos los pronósticos y avanzan a cuartos de final, México habrá terminado el Mundial en histórico noveno lugar. Nada mal para una selección que clasificó gracias a que la torpeza panameña, la camaradería estadounidense y la tronquez neo zelandesa se alinearon en el cosmos para darnos el último boleto a tan entrañable justa. Gracias a todos ellos por permitirnos vivir, gozar y sufrir con la misma historia de siempre.