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Embarrados y estrellados

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Para responder a estas preguntas no es necesario aprenderse la Biblia de memoria, entender hasta el último recoveco de la física cuántica, ni alcanzar el último grado de la filosofía zen: aquel que te lleva a levitar. Al futbol mexicano le bastan 90 minutos en Columbus para contemplar su verdad.

Antes del partido, México se jugaba en Estados Unidos el orgullo, la reivindicación, la razón de ser… después de Columbus, lo acontecido no fue más que una dolorosa derrota ante un rival mañoso. Así de rápida es la metamorfosis del discurso.

Porque México sigue siendo el más grande de Concacaf. ¡Sí señor! ¿Qué importa que sumemos siete (¡7!) partidos sin anotarle un solo gol (¡ni uno!) a Estados Unidos en su terreno?… Ellos son los campeones de la Copa de Oro, pero eso no tiene la menor importancia… Nos eliminaron del Mundial en Corea, pero un mal día lo tiene cualquiera…

Nos superarán en armamento, en economía, en deporte; pero en futbol: ¡nunca! Un psicólogo lo evaluaría como la fase de negación. Ya es tiempo de pasar a la fase de resignación y digerir las derrotas contra Estados Unidos, de la misma forma en que asumimos la superioridad de Inglaterra, Italia o Argentina… aunque duela más.

El futbol estadounidense no se ha equilibrado con el mexicano. Eso es mentira. En realidad, lo superó hace mucho aunque nos resistamos a asimilarlo. Donovan tiene razón: si México y Estados Unidos se enfrentan fuera de México, ganará Estados Unidos. Siempre. Sea en Columbus, en Jeonju o en Burundi.

Y mientras el periódico Récord tiene la insensatez de preguntar, día a día en su portada, si México alcanzará las semifinales en Alemania 2006; Estados Unidos se califica al Mundial pasándonos por encima. Mientras a nosotros nos cuesta sangre, sudor y lágrimas ganarles en el Azteca; ellos nos ganan con la pura camiseta en Columbus. Mientras celebramos los minutitos de Borgetti en el Bolton, a McBride no hay quien lo siente en el Fulham. Mientras Estados Unidos se consolidará entre los ocho mejores del mundo; México seguirá atorándose en octavos de final.

Aunque si trajéramos a Bruce Arena…