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La cuenta

Mourinho se va, la cuenta por favor. Sólo falta el último capítulo que desemboque en el final que ya todos conocemos. Si gana la Champions pasará a la historia como el sexto entrenador del Real Madrid en conseguirla. A la altura de Heynckes y por debajo de Villalonga, Carniglia, Muñoz y Del Bosque, quienes lo lograron dos veces. Si falla, ni eso.

A día de hoy le ha dado al Madrid una Copa y una Liga. Y le dará una nueva Copa del Rey en mayo, eso es seguro. Pero da igual. Porque no hay ambición más allá de la Champions. No es un objetivo, ni siquiera una obsesión. La Décima es -apréndanse la palabrita- una monomanía para el Real Madrid de José Mourinho.

Haga o deshaga, diga o calle; Mou es tendencia mundial todos los días del año. Al nivel de Lady Gaga, pero sin el arduo trabajo del equipo de mercadeo que busca poner a la estrella pop en boca de todos.

Desde Jorge Valdano hasta Alberto Toril, pasando por Zidane y Casillas. En su viaje a la Décima Mou ha atropellado a presente, pasado, futuro y copretérito del Real Madrid. Nada nuevo en una institución que recientemente echó a patadas a leyendas del tamaño de Hierro, Del Bosque o Raúl.

Porque contrario a lo que muchos quieren creer, Mourinho encaja a la perfección con la “noble” historia del equipo. El fichaje de Di Stéfano, los modales de Hugo Sánchez, el pelotazo de Florentino Pérez, las canalladas de Pepe o Juanito. Sobran evidencias para exculpar al luso de cualquier cargo que no sea el de arrancarle el centenario antifaz a un equipo fundado para ganar a cualquier precio. Con o sin señorío. En República y en dictadura. Por las malas o por las peores.

Y aquí está Mou por vez tercera a dos pasos del Santo Grial. Su Real Madrid es tan bueno como el de 2011 y 2012. No es mejor ni tampoco peor al que sucumbió ante Barcelona y Bayern Munich. La que ha cambiado es su competencia: el Barça es menos; el Bayern, más.  

El Real Madrid podría salir perfectamente campeón de Europa en Wembley. Y lo haría con un canterano y 13 jornaleros en el campo. Si gana la Champions, los damnificados del ciclón Mourinho (incluido el mejor portero en la historia del club) habrán merecido la pena. ¿Y si no?