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Lloramos por ti, Argentina

El limpio y brutal atropello de Gabriel Batistuta sobre Ramón Ramírez y el posterior disparo que dejó fuera de combate a Jorge Campos en Ecuador ’93 ya no es un amargo recuerdo exclusivo del aficionado mexicano. Ahora, esa imagen encabeza el catálogo que nos remonta a la última vez que Argentina ganó algo.

Marcelo Bielsa ocupa unánimemente el banco de los acusados; y es que el ego impide ver la realidad. Once años sin títulos pueden considerarse anécdota, pero aquí el problema tiene fondo y su alcance es mundial: Argentina, el inagotable manantial de futbolistas sufre una alarmante sequía.

Sólo es necesario repasar los nombres que triunfan rotundamente en Europa. Notaremos que todos, con excepción de Aimar, son defensas: Ayala, Samuel, Milito… Ningún portero, ni un solo centro delantero. La crisis alcanza a las posiciones en las que la albiceleste parecía eternamente invulnerable.

No es una conclusión extraída de la derrota ante Brasil “C” en la Copa América, sino del resultado logrado en las tres últimas participaciones en Copa del Mundo. A saber: una eliminación en octavos, otra en cuartos y la restante en primera ronda. Justo el mismo balance de Estados Unidos. Así de crudo.

Perú 2004 y sus limitados rivales presentaban un inmejorable panorama para marcar el camino de vuelta al círculo virtuoso. Con más de un apuro llegaron a la final. Y estuvieron a un minuto de ganarla. Y luego, sólo los penales los eliminaron.

Es cierto que pudo ganar cualquiera. Pero al final ganó Brasil. Como siempre.